El machismo, preámbulo del femicidio
Se han convertido en una verdadera pandemia los casos de femicidio en el Ecuador… Quizá lo sabemos ahora porque la ley lo contempla y castiga de esa manera. Pero de la contraparte, la educativa, no se escucha nada. El asunto del machismo es una actitud heredada y la única forma de eliminarla es justamente en las aulas, porque en muchos hogares es una aceptación tácita que el hombre es la autoridad, el rey y el mandamás del hogar. Se tiene la concepción de que al casarse el hombre tiene a una lavandera, a una cocinera y a alguien que le debe satisfacer todos sus caprichos y antojos.
Es terrible conocer las formas del maltrato emocional y físico al que muchas mujeres son sometidas en su unión matrimonial.
Las autoridades antes de estar enfrascadas en temas tan sensibles y de imprevisible consecuencia como la libertad de género, deberían preocuparse profundamente por alcanzar como sociedad la igualdad de sexo.
El maltrato emocional empieza atacando la vanidad natural de la mujer: burlándose persistentemente de algún defecto físico (que todos tenemos) o subestimándola. La intención es crearle un espíritu dependiente y que no sea capaz de tomar sus propias decisiones. Y si se opone a este sometimiento, llegará el maltrato físico, la forma final de lograr la dependencia total y absoluta de ese ser humano (mujer), reducido a un concepto de propiedad-objeto.
Mas no se logra entender por qué la mujer permite que la denigren de tal manera, ¿educación y costumbre ancestral?, ¿falta de autoestima?, ¿vergüenza ante la familia? Ya es hora de que el hombre entienda que el matrimonio es de una pareja, de igual a igual, con los mismos derechos y obligaciones, y ya es hora de que la mujer le ponga un punto final a esa situación de maltrato, independientemente de la edad, de si trabaja o no … Que abandone a ese abusador y rehaga su vida, una vida que de verdad se merece.
David Ricaurte Vélez