El racismo en Inglaterra llega a límites en que el Gobierno intervendrá “si es necesario”
LONDRES ■ Interpelado por la Asociación de Jugadores Profesionales de Fútbol (PFA), luego de los gritos racistas durante el partido entre el Tottenham y el Chelsea, el Gobierno inglés indicó ayer que no descartaba “tomar nuevas medidas si fuese necesario” para combatir ese problema.
El domingo, poco después de la hora de juego, el defensor del Chelsea Antonio Rüdiger avisó al árbitro de que estaba siendo objeto de insultos racistas procedentes de las tribunas, minutos después de la expulsión del delantero del Tottenham Son Heung-min por un mal gesto sobre el jugador alemán.
Ello ocasionó una interrupción del juego y en tres ocasiones el ‘speaker’ hizo un llamamiento al cese de los gritos racistas.
El Tottenham prometió al término del partido que llevaría a cabo “una investigación profunda” y que los culpables serían castigados con severidad. Ayer, el club londinense aseguró que, “tras haber estudiado las imágenes de videovigilancia” y de haber contratado a “personas capaces de leer los labios”, los resultados no son “concluyentes”, por lo que se volverán a estudiar estos elementos junto con la policía.
Por la noche, el diario ‘The Guardian’ informó que el domingo la policía detuvo a un hincha por gritos racistas, pero se trataría de un aficionado del Chelsea que lanzó insultos.