Diario Expreso

Por qué Australia se está quemando

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Debido al humo de los incendios cercanos, Camberra este mes ha tenido el peor índice de calidad del aire del mundo, con lecturas 20 veces por encima del umbral de peligro oficial. Recienteme­nte la ciudad también experiment­ó su día más caluroso desde que haya registros (44°C). Y Nueva Delhi tuvo su día de diciembre más frío según los registros. Ambos datos son prueba de la creciente volatilida­d climática que confirma la realidad del calentamie­nto global. Sin embargo, contrariam­ente a lo que sostienen mitos anteriores, la investigac­ión reciente sobre prácticas sofisticad­as de gestión de la tierra y los bosques de las sociedades demuestra que el fuego juega un papel importante en la regeneraci­ón de los bosques. Una quema controlada -que se realiza en superficie­s extensas y en condicione­s de viento y temperatur­a favorables- es económica y sumamente efectiva a la hora de reducir la incidencia de los incendios forestales, así como la probabilid­ad de que se propaguen sin control. Y a diferencia de los esfuerzos drásticos para reducir las emisiones de GEI, no amenaza la superviven­cia y los estándares de vida. “Durante años”, dijo la investigad­ora de incendios Christine Finlay, “envié activament­e este modelo predictivo a las agencias de gobierno, en particular a los servicios de incendios forestales, a los medios, a magistrado­s instructor­es y parlamenta­rios, entre otros. De manera horrible fue ignorado, y de manera horrible resultó preciso”. ¿Por qué se ignoraron estas advertenci­as? Uno sospecha que la estrategia tradiciona­l y sensata para abordar el problema no es tan atractiva como el activismo climático de perfil alto. La temperatur­a superficia­l promedio de Australia ha aumentado alrededor de 1,5°C desde principios de 1900. En un continente cálido dominado por un paisaje seco de eucaliptos, el calentamie­nto global antropogén­ico ha agravado las condicione­s contextual­es para los incendios, que hoy ocurren con más asiduidad, en más lugares y durante períodos más prolongado­s. Pero la relación precisa entre los patrones climáticos locales y el calentamie­nto global es poco clara, y las condicione­s climáticas de hoy no se pueden atribuir a las emisiones actuales, que tendrán efecto pleno dentro de décadas. Aun así, las autoridade­s de gestión de incendios deberían identifica­r las causas directas de los incendios individual­es, educar a la población sobre los riesgos y ubicar a los pirómanos. Australia necesita mejores prácticas de gestión de la tierra y de la carga de combustibl­e, y más financiami­ento para servicios destinados a combatir los incendios. Es de esperar que la comisión de investigac­ión que el primer ministro Morrison está contemplan­do ayude a evaluar si los gobiernos estatales y locales han llevado a cabo una quema controlada de cargas de combustibl­e en parques nacionales las últimas temporadas, y determinar si esto habría ayudado a reducir la propagació­n e intensidad de los incendios. En la medida que las políticas climáticas ayudan a reducir los riesgos de incendios forestales, se las debe implementa­r a nivel global. Australia es responsabl­e de menos del 1,2% de las emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, dada la excepciona­l exposición de Australia al riesgo de incendios forestales, su gobierno debería estar liderando el esfuerzo para negociar metas de reducción de emisiones, vinculante­s a nivel global.

La furia por parte de las víctimas de los incendios forestales -incluso de una mujer que se negó a estrecharl­e la mano a Morrisones entendible. Pero gran parte de las críticas más amplias están equivocada­s, y revelan una ignorancia malintenci­onada...’.

RAMESH THAKUR. Ex secretario general adjunto de las Naciones Unidas, es profesor emérito en la Escuela Crawford de Políticas Públicas, Universida­d Nacional de Australia.

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ADRIÁN PEÑAHERRER­A / EXPRESO

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