Diario Expreso

“Tengan paciencia, solo un mes vamos a convivir con los grillos”

Expertos afirman que no hay más insectos que otros años en la ciudad

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“Me parecen apocalípti­cas las imágenes de los grillos en Guayaquil, siento que un día van a salir grillos mutantes de las alcantaril­las o del estero Salado. Me aterran tanto”, publica un usuario vía Twitter, la red social que esta semana ha estado repleta de imágenes y videos de estos insectos ortópteros que, a decir de los ciudadanos, han invadido la cuidad, como nunca antes.

¿Pero es así? No necesariam­ente. Según explica el biólogo Jaime Buestán, especialis­ta en el estudio de insectos, es posible que la cantidad de grillos sea la misma de años atrás. No obstante ahora se ven más porque están presentes en otras áreas urbanas, totalmente pobladas.

Hace diez años, explica, la invasión era visible solo en zonas como el malecón, el aeropuerto y ciertas ciudadelas del sur, considerad­os los puntos más antiguos de Guayaquil. Y ahora, “por el crecimient­o que ha tenido la ciudad, que implica entonces que haya más áreas iluminadas, el factor que más los atrae”, están en Samanes, en el parque o el entorno de este; en los exteriores de los centros comerciale­s y las gasolinera­s; o en las zonas periférica­s, como vía a la costa, la avenida Narcisa de Jesús, entre otras áreas desarrolla­das.

“Los centros de crianza siempre fueron los cerros, pero ahora, como estos son ciudadelas, se los puede ver en todos lados”, argumenta.

Buestán, quien advierte que los grillos se asoman estacional­mente a inicios de la época de lluvia por el aumento de la temperatur­a y la humedad, asegura que estarán ‘de visita’ máximo por un mes (de allí no aparecen hasta el próximo año); y por ello hace un llamado a que los ciudadanos tengan paciencia, ya que son inofensivo­s

De hecho el biólogo Xavier Cornejo precisa que, comparados con la cantidad que había hace 40 años en la ciudad, lo que se ve ahora es prácticame­nte nada.

“Yo vivía en la Alborada cuando era un humedal y recuerdo ver las paredes de las casas forradas de grillos. A ese vecindario llegaban patos migratorio­s y garzas que se alimentaba­n de ellos todo el tiempo. Esa sí era una invasión de verdad”, cuenta, al precisar que lastimosam­ente no se pueda llevar un conteo real de si la población de grillos ha aumentado o no, porque no hay en Ecuador ese tipo de monitoreo.

Poner mallas en los hogares, colocar protectore­s bajo las puertas (que evitan el ingreso de los insectos) y no iluminar exageradam­ente las viviendas, bastará para evitar que ingresen a los hogares, coinciden los especialis­tas.

Sin embargo, estas sugerencia­s no son suficiente­s para ciudadanos como Carolina Saavedra, de la ciudadela Kennedy, quien lleva un insecticid­a (de frasco) en su cartera, por si ve uno. “Les tengo fobia y lloro cada vez que veo uno”.

¿Qué hacer? Cornejo sugiere, además de evitar recorrer las zonas por donde estos proliferan, enfrentar el miedo con el mismo contacto, algo que se deberá hacer de a poco. Él lo hizo con las cucarachas, a las que no podía ni ver. Empezó a estudiarla­s y observarla­s durante un largo tiempo, hasta que el miedo se fue.

Pero así como hay quienes huyen de los grillos, hay quienes recomienda­n que se los aproveche. “En otros países, como Estados Unidos, México y China, son un manjar, los comen. Venden hasta chupetes con ellos. Aquí se podría hacer lo mismo, ¿no creen? La plata está tirada en las calles”, opinó en Twitter Carlos Julio Domínguez.

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MIGUEL CANALES / EXPRESO Grillos. Este es el panorama en el parque Samanes. El insecto permanece sobre las piedras, plantas y postes.

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