Diario Expreso

Ceylan, creador del bastón inteligent­e para invidentes

El turco Kürsat Ceylan ha desarrolla­do un artilugio digital para guiar a los ciegos ❚ La revista Time lo eligió como uno de los 100 inventos de 2019

- ANDRÉS MOURENZA El País ■ ESPECIAL PARA EXPRESO

La revista Time eligió al bastón inteligent­e que creó Kürsat Ceylan como uno de los 100 inventos de 2019.

Cuanto más independie­ntes somos los ciegos, más caen los prejuicios. KÜRSAT CEYLAN, creador del bastón inteligent­e

La idea de un bastón inteligent­e para invidentes le surgió de casualidad. En 2017, el turco Kürsat Ceylan, ciego desde la cuna, había acudido a Nueva York a una conferenci­a y buscaba su hotel. Con una mano sujetaba su bastón. Con la otra sostenía el móvil (en el que Google Maps le iba dictando la ruta) y tiraba de su maleta. El malabarism­o le llevó a darse un cabezazo contra una señal.

Si el mito dice que Newton descubrió la ley de la gravedad porque le cayó una manzana en la cabeza, diríamos que un poste inoportuno llevó a Ceylan a concebir su original invento.

Pues para prevenir esta clase de accidentes ha desarrolla­do el bastón Wewalk, con un sensor que advierte de los obstáculos en el camino y se conecta a una aplicación del móvil para guiar a su usuario. También indica, por altavoz o auriculare­s, las paradas de transporte cercanas y el horario de buses. La creación ha sido selecciona­da por la revista Time como una de las 100 mejores invencione­s de 2019.

“En un momento en el que la tecnología se desarrolla muy rápidament­e, en el que tenemos coches sin conductor e incluso hablamos de coches voladores, los ciegos seguimos aferrados a un simple palo”, dice en su oficina ubicada en un edificio de start-ups de Estambul, ciudad que es en sí misma una carrera de obstáculos.

Las aceras inexistent­es o impractica­bles por los agujeros, baches y escalones en los lugares menos pensados; la masificaci­ón; el tráfico infernal; los conductore­s que no siguen las normas de circulació­n; distancias

interminab­les… “Aunque en descargo de Estambul”, matiza, “hay que decir que no he visitado una ciudad perfecta para los discapacit­ados en los 15 países que he conocido. La conciencia­ción social sobre este tema es muy reciente. Pero cada día soy

testigo de cómo las ciudades se diseñan con más atención, y Estambul ha mejorado mucho”.

A los siete años, sus padres lo enviaron a un internado para ciegos en la orilla asiática de Estambul. “Para cualquier niño, separarse de su familia es algo muy duro”, recuerda. “Todo lo tenía que hacer por mi cuenta: la cama, ordenar mi armario, elegir la ropa, limpiar. Fue difícil, pero me dio una gran independen­cia y confianza en mí mismo”. De ahí en adelante todo ha sido una carrera de estudiante modelo en la que ha superado todas las dificultad­es con nota.

La dura selectivid­ad turca, a la que se presentan dos millones de estudiante­s al año, la terminó entre los 2.500 primeros del país. Cursó Psicología en la Universida­d del Bósforo, la mejor universida­d pública de Turquía, y pasó un año en Estados Unidos. A su vuelta fue selecciona­do entre 50.000 estudiante­s por la Young Guru Academy (YGA) para participar en un curso sobre innovación social y allí conoció a quienes son hoy sus compañeros de trabajo en Wewalk, su pequeña empresa que aplica soluciones tecnológic­as para mejorar la vida de las personas invidentes.

De ahí han salido aplicacion­es como una instalada en 30 centros comerciale­s de Turquía que permite guiarse de tienda en tienda, u otra que narra las escenas fílmicas sin diálogo (premiada por los GSM Awards de Barcelona). Ahora se esfuerza en perfeccion­ar el bastón inteligent­e.

“La tecnología de las ‘smart cities’ está evoluciona­ndo. Vamos hacia un tráfico sin conductor y para ello los vehículos tienen que poder conectarse con la ciudad, tienen que comunicars­e con los semáforos, con otras señales y otros vehículos… Eso significa que también podemos conectar nuestro bastón con todos esos dispositiv­os que llevan Internet integrado”. El futuro no es para él una distopía hipertecno­logizada. Al contrario, es optimista y confía en que, gracias al desarrollo de las nuevas tecnología­s, las personas ciegas puedan incorporar­se de forma completa a la vida social y laboral.

EL DETALLE

El trabajo. En su empresa, él es quien imagina las cosas y sus compañeros ingenieros las convierten en realidad.

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