Fueron diez años de cuestionables decisiones
Los guayaquileños siempre nos hemos distinguido por tener un carácter afable, ser generosos con los que necesitan y además por recibir a inmigrantes de todas partes del país, sin distinción alguna, calculando que la población de la ciudad o la provincia no es más que de un 40 % de verdaderos guayaquileños.
Pero lamentablemente también existen algunas en las que no podemos confiar y que lamentablemente al ocupar puesto en altas esferas políticas solo nos han hecho daño o tratan de hacerlo, probablemente por malas experiencias en el pasado, sean estas familiares o de cualquier otra causa no grata. Y este es el caso del presidente, que durante 10 años (algo nunca visto en este país) ocupó dicho puesto, que en lugar de ayudar a su ciudad actuó en contra de ella con un revanchismo inentendible.
Tuvimos como gobernadores a personas que no estaban preparadas para gobernar, nos quitó el balneario emblema del país, como es el de Salinas, sin existir motivo alguno.
Trató de enjuiciar a la prensa local simplemente por decir la verdad en sus comentarios escritos como lo hace toda la prensa mundial, dilapidó el dinero del país y nos dejó endeudados por 20 años más.
Se rodeó de personas sin experiencia en los puestos que se los ponían simplemente con la condición de aprobar todo lo que él ordenaba y que no quieren ahora bajarse del podio, para finalmente dejarnos con fraude un precedente acondicionado en que en poco tiempo le vuelva a ceder dicho puesto, lo que aparentemente no le resultó, pero que él mismo, sin tener en realidad capacidad de mandato, recurrió a la misma gente ya formada por el gobierno anterior.
Estamos viviendo en la actualidad, si sumamos a esto las revueltas de octubre pasado, y con la pandemia actual, un futuro incierto ante la incapacidad y falta de mando en el actual Gobierno.