La pandemia nos enseñó a conocernos y valorarnos
El coronavirus llegó para arrasar con nuestra vida cotidiana, sin importar razas ni condición socioeconómica de la humanidad.
A desbaratar muchos de nuestros sueños y proyectos, a terminar con la paz mundial y a dejarnos muy claro lo vulnerables y frágiles que somos los seres humanos. Nos advierte lo limitado de nuestros servicios de salud y la constancia de que estamos solo de paso en este mundo y que “hoy estamos, mañana no sabemos”.
Pero reflexionando la situación actual con visión positiva podemos comentar que este trágico virus nos ha permitido también experimentar un sentimiento indescifrable de gratitud por la vida que recibimos como un regalo, por la familia, los amigos, el bienestar del que gozamos al tener un hogar y necesidades básicas de la que algunos disfrutamos, pese a todas las consecuencias negativas que nos rodean.
Hemos presenciado la solidaridad, apoyo mutuo y ayuda al prójimo presentes en muchas acciones. Hoy tenemos consciencia de que no todo está en nuestro control y que debemos aprender a confiar en Dios, su misericordia y designios. Hemos recibido la gran oportunidad de introducirnos en nuevas herramientas tecnológicas que nos han regalado la ocasión de comunicarnos con seres queridos, acceder a nuevos conocimientos y también prácticas de enriquecimiento espiritual.
Dra. Esperanza Rendón