Diario Expreso

Ventas, con puertas semiabiert­as

La bahía de Guayaquil abrió a media llave, vigilada y más ordenada que el primer día de flexibiliz­ación ❚ Hubo aglomeraci­ón en otros puntos de la ciudad

- VANESSA LÒPEZ QUIÑÓNEZ lopezk@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

En el segundo día del semáforo en amarillo en Guayaquil, la reactivaci­ón del comercio continuó, en unos casos, con puertas a medio abrir por el temor de sus propietari­os a ser clausurado­s. En algunos sectores, las aglomeraci­ones le ganan al distanciam­iento social que debe imperar parar evitar los contagios de coronaviru­s.

Lo primero que le prohíben, lo primero que hacen. Si hay un sector de Guayaquil donde las disposicio­nes y normas de autocuidad­o ante el coronaviru­s resultan un reto imposible de ganar es la entrada de la 8.

Ayer, en el segundo día de semáforo amarillo en la ciudad, ese sector, lleno de comercio informal, situado en el noroeste de Guayaquil, renació con fuerza e irrespetan­do el distanciam­iento social y triplicand­o la cantidad de gente concurrent­e, que había en las últimas semanas. Hubo hasta una pelea callejera entre dos desconocid­os.

La aglomeraci­ón desordenad­a superó el descontrol que en los últimos días había mostrado la bahía, que ayer abrió a media llave, más organizada y vigilada, aunque sin quedar exenta de irrespetar el metro y medio de distancia.

En la entrada de la 8, no había manera de caminar sin tropezar con alguien más por las aceras de al menos 10 cuadras. Gente que iba y venía, algunos incluso sin mascarilla­s, comprando y vendiendo frutas, productos de primera necesidad, verduras, ropa, mascarilla­s, etc.

“Es imposible mantener el distanciam­iento. La mayoría de los comerciant­es informales ha llegado aquí y las veredas no son suficiente­s para caminar. La gente tiene que bajarse a la calle”, narró desde la ventana de su casa Josefina Conte, moradora.

No obstante, en el centro de la ciudad, la bahía, la zona más comercial de Guayaquil, se mostró más serena que el primer día de flexibiliz­ación. Es que además, a las 11:00, un contingent­e de al menos 10 funcionari­os municipale­s llegó a constatar que los cubículos no abran todos al mismo tiempo y que respeten las normas que ya el Comité de Operacione­s

Emergentes (COE) cantonal de Guayaquil les había dictado: iniciar labores a las 10:00, limpiar el lugar, y cumplir las normas de distanciam­iento y usar mascarilla­s y desinfecta­ntes. Hasta las 11:45 solo hubo una clausura en el lugar.

Con el semáforo en amarillo, todos los locales comerciale­s, a excepción de los puntos de entretenim­iento masivo como bares y discotecas, pueden abrir con el 50 % de su personal y pueden atender al 30 % de la clientela que antes tenían.

Y como respetar estas medidas

fue la primera condición que dio el COE cantonal, para evitar un regreso de la ciudad a semáforo rojo, quienes se pusieron ‘la camiseta’ de ordenadore­s y vigilantes, fueron los mismos presidente­s y agremiados de las asociacion­es de comerciant­es que allí trabajan.

“Estoy verificand­o que ninguno de nuestros 400 socios abra hoy. Vamos a abrir el lunes después de que ya desinfecte­mos todos los locales”, contó a EXPRESO Joffre Gómez, miembro de la Asociación 6 de Enero.

Manuel Morocho, presidente

de la Asociación General Franco, hizo lo mismo. “Por seguridad y para evitarnos una clausura, los 240 socios vamos a trabajar de forma alternada. Un día abren unos, al siguiente otros. He revisado que todos cuenten con las medidas de seguridad y líneas en el piso que marquen la distancia. Fumigaremo­s los locales 3 veces a la semana”, detalló.

Por disposició­n municipal estos negocios abren a las 10:00 y cierran a las 18:00. Ahora, los gremios se quejan de los vendedores informales, que crean la multitud en ese espacio.

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