EE. UU. prepara a un ejército de detectives del coronavirus
Dos universidades alistan a los rastreadores de los posibles contagiados
Casi 70.000 personas en EE. UU. están preparándose para alistarse al ejército de rastreadores de contacto del COVID-19, una estrategia que las autoridades han considerado clave para mitigar la propagación del virus en las próximas fases de reapertura.
La tarea de estos rastreadores es, a primera vista, sencilla: tienen el objetivo de averiguar qué contactos ha tenido alguien que dio positivo por coronavirus, siguiendo unos protocolos bien estipulados que marcan el cómo, el cuándo y el porqué. Precisamente, esta detallada indagación es lo que decenas de universidades y centros educativos de EE. UU. están ahora enseñando a través de aulas virtuales para incrementar el número de estos especialistas en el mayor corto plazo posible.
Esta práctica, que parece ahora novedosa para el público, tiene en realidad una larga tradición dentro de la investigación y el control de otras enfermedades, como la tuberculosis y el SIDA, por ejemplo.
Las autoridades estatales y locales de EE. UU. han apretado el acelerador en las últimas semanas para empezar a reclutar y capacitar trabajadores de la salud del sector público, en su mayoría, que quieran convertirse en este tipo de ‘detectives del coronavirus’.
Y esta reacción es gracias en gran parte al tirón de orejas que recibieron de los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés). “Necesitamos acción inmediata: las autoridades deben escalar y capacitar a una gran fuerza de trabajo de localización de contactos para detener la transmisión de la COVID-19”, escribieron los expertos de los CDC a todos los estados del país.
Cuando el sistema sanitario detecta un nuevo positivo, un rastreador habla con esa persona, generalmente por teléfono, en lo que marca el inicio de una investigación del caso para determinar sus contactos cercanos, es decir, cualquiera que haya estado a casi dos metros durante 10 minutos mientras estaba infectado.
A continuación, estos ‘detectives’ se comunican con los contactos cercanos para informarles de una posible exposición y les recomiendan quedarse en casa para frenar la propagación del virus, cuenta la encargada de la Comunicación del Departamento de Salud de Washington, Amy Reynolds.
“No, los entrevistadores no revelan el nombre de la persona que puede haberlos expuesto al contacto cercano”, constata Reynolds, preocupada por las dudas de confidencialidad de esta iniciativa.
En el estado de Washington, ha sorprendido que, además de los profesionales del sector sanitario, más de 2.500 personas se hayan presentado voluntariamente para sumarse a este ejército estadounidense de rastreadores del coronavirus, que toma forma con el paso de los días.efe