En Picaihua sacan provecho al sabor de la ‘pera de los incas’
Un grupo de emprendedores de esta parroquia elabora queso de aguacate para vender en ferias ❚ La cáscara y hasta la pepa sirven para varias preparaciones
Rocío Morales corta el queso en pequeños pedazos y empieza a repartirlo a quienes asisten a una feria de venta de alimentos. Quiere que todo el que esté cerca lo pruebe y descubra que ese sabor diferente y color verde característico se lo da la pulpa del aguacate.
Hace más de un año en el sector Las Viñas-san Alfonso, parroquia Picaihua de Ambato (Tungurahua), ella junto a un grupo de pobladores elabora el queso de aguacate, así como otros productos que extraen de la pulpa, de la cáscara y hasta de la pepa de este fruto.
Es una de las pioneras del emprendimiento. Cuenta que todo comenzó un día en que decidió aprovechar la producción en el sector para darle un valor agregado.
Quienes se dedican a esta actividad se capacitaron durante seis meses. Allí aprendieron sobre las propiedades y productos que pueden obtener de la ‘pera de los incas’, como denominaron a la fruta los primeros españoles que llegaron a América.
Para elaborar el queso, que es uno de sus productos estrella, cuajan la leche y después lavan y cocinan la pulpa del aguacate; luego los juntan.
María Moyolema recuerda que la primera vez que lo degustó le agradó el sabor. Además, consume el aceite que utiliza en su cabello para darle brillo y evitar la caída.
María Morales es integrantes de la asociación de Las Viñas-san Alfonso y dice que son 15 socios los que laboran para extraer lo mejor del aguacate.
Obtienen el aceite, cremas y elaboran el champú y quienes lo venden lo difunden por sus múltiples beneficios, pues aseguran que alivia el dolor de las articulaciones, previene el estrés, evita la caída del cabello y mejora el aspecto de la piel.
Este producto, que también se puede consumir en ensaladas o en batidos, posee propiedades antioxidantes, es rico en grasas naturales y en vitaminas y minerales.
Gladys Borja, experta en medicina ancestral, dice que esas ventajas son probadas y que la historia cuenta que su consumo empezó hace 1.500 años antes de Cristo (a.c). “Allá por el año 750 (a.c), se encontraron semillas de este fruto en las tumbas de los incas. Se extendió por América después de la llegada de los españoles, quienes la denominaron ‘pera de los incas’ por su forma ovalada”, dice.
Emely y Antonella Tibán tienen una mata de aguacate en su vivienda y aseguran que el cultivo es fácil y que es un árbol bondadoso.
Todos tratan de aprovecharlo, aunque no pasan por el mejor momento. María Morales asegura que antes de la emergencia sanitaria vendía sus productos en las diferentes ciudades de la zona centro y del país. Ahora están paralizadas por las restricciones de movilidad, pero siguen produciendo.