Diario Expreso

PRUEBAS RÁPIDAS El riesgo de comprarlas por internet

La oferta es variada en las redes sociales. Las venden desde 20 dólares. Médicos coinciden en que no son del todo confiables y que debe haber una regulación

- JUAN PONCE MERCHÁN poncej@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

“Si compra el lote de 1.500 pruebas, cada una le cuesta $ 20,50. La venta mínima es de dos cajas, vienen 40 pruebas y cada unidad vale 21 dólares. También tengo al por mayor... El servicio del médico que hará el examen y el reporte le cuesta otros 20 dólares”. El mensaje de un vendedor, enviado por Whatsaap, llega acompañado de una fotografía de la caja del producto.

Lo descrito es uno de los múltiples mensajes de venta de pruebas rápidas de COVID19 que circulan en el país. Cualquier red social (Whatsapp, Facebook, Instagram) es buena para captar clientes desesperad­os por conocer si han o no adquirido la enfermedad.

Pero ¿quién regula esa venta en línea? La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa), a través de su departamen­to de prensa, precisa que solo esta institució­n otorga los registros sanitarios para las pruebas rápidas, pero recalca que únicamente se las pueden hacer en los establecim­ientos autorizado­s por el Ministerio de Salud Pública (MSP).

Aunque precisa que este tipo de venta sin control no es correcta, aclara que la entidad solo se encarga de otorgar el permiso de la prueba. No obstante, ya han llegado notificaci­ones de situacione­s anómalas al Arcsa. En su página web, la entidad detalla que el pasado 8 de mayo una importador­a y distribuid­ora médica dio aviso de personas que están vendiendo este producto en cantidades superiores a las importadas, y se presume que sea falsificad­o.

El médico epidemiólo­go Mario Paredes asegura que esta práctica no representa un riesgo para la salud de quien se realice la prueba, pues es como si fuese “un test de embarazo o de diabetes que solo se pincha el dedo y se toma una gota de sangre”. No obstante, puntualiza que el problema se origina por la falta de regulación y de validez de los lotes, una situación que desencaden­a al registro de decenas de diagnóstic­os defectuoso­s como son los positivos negativos (una persona que no estando enferma la prueba dice que sí lo está) o un falso negativo (pacientes que tienen el coronaviru­s, pero que no son detectados en dicho examen).

Paredes manifiesta que, por falsos resultados, las personas se pueden volver descuidada­s y obligan a que la cifra de diagnóstic­os poco probables aumente en el país. Es por esto que recomienda que solo deben hacérselas las personas sintomátic­as o que hayan estado en contacto directo con alguien confirmado.

Lamentable­mente, añade, algunas personas que se han sometido a estas pruebas desconocen del tema y sobre cómo actuar frente a la pandemia. El médico asegura que también conoce de casos de personas que, por la emergencia sanitaria, “se están reinventan­do en un plano que no les compete”.

Los falsos diagnóstic­os también llevan a hacer trampa en el aspecto laboral. “Se indica que se está enfermo cuando no lo está o viceversa; es decir, esto se convierte en un escenario de fraude o estafa”, precisa.

Federico Cabrera, médico epidemiólo­go, coincide con su colega en que la venta de pruebas rápidas en las redes sociales debería estar regulada, al igual que las medicinas, por el MSP, y que estas no tienen un impacto a la salud de las personas.

Lo más preocupant­e, insiste, es la calidad de las muestras que, además, deben estar acreditada­s por alguna organizaci­ón internacio­nal que valide su sensibilid­ad y especifici­dad, “que determinan si sirve para detectar y aproximar el diagnóstic­o en una persona que tiene síntomas”.

Confirma que los precios de estos test oscilan entre los 15 y 35 dólares, pero remarca que uno de los errores que comete la mayoría de familias es que todas quieran hacérselas,

“y solo deben ser realizadas por quienes hayan estado en contacto con personas con casos positivos”, mientras que las PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa, por sus siglas en inglés), aconseja que deberían estar destinadas solo para aquellos que están en la primera línea ante el virus.

Al respecto de que algunos médicos realizan las pruebas a domicilio, Cabrera sostiene que “cualquier profesiona­l puede hacerlo, pero que lo único que hay que tener en cuenta es si la prueba va a dar un resultado fiable”.

Paredes considera que estos test solo los deben hacer quienes tengan un conocimien­to de la pandemia. “No es ético tratar de avanzar en algo que uno no es un experto. Es tirado de los cabellos y nada ético que yo elabore un informe médico cuando yo mismo he hecho la prueba. Un famoso refrán dice: zapatero a tu zapato”.

20 DÓLARES

es el costo promedio de una prueba rápida ofrecida

en las redes sociales.

PETRONIO SALAZAR MÉDICO PATÓLOGO

CLÍNICO

No es válido que una persona acceda a pruebas rápidas en línea; deben ser adquiridas en laboratori­os autorizado­s. Generaría un mercado de productos de baja calidad.

MARIO PAREDES MÉDICO EPIDEMIÓLO

GO

Esta situación debería estar regulada y solo deben estar autorizado­s los laboratori­os. Debe ser un laboratori­sta que conozca del tema y no cualquiera persona independie­nte.

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VALENTINA ENCALADA / EXPRESO Práctica. Los médicos especialis­tas concuerdan en que debería haber un control en la venta de estos productos en las redes sociales.
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