Los cambios después de la pandemia
Un diminuto virus ha hecho temblar al planeta segando, hasta ahora, más de 230.000 vidas y cambiando la forma de vivir. Habrá más reparto en las tareas del hogar. Los fabulosos restaurantes con sus chefs tendrán que acomodar precios y reorganizar la distribución de mesas. Los multimillonarios tratarán de no constar en la revista Forbes o tendrían que invertir en organizaciones de caridad para paliar la ola de hambre y necesidades de los pueblos azotados por la pandemia.
POLÍTICA INTERNACIONAL. La lucha entre Estados Unidoso y China por la hegemonía mundial va para largo. Hoy importa más el dominio del comercio sobre las armas y fuerzas militares.
Trump acusa a China de tratar de impedir que sea reelegido en noviembre. Su fuerza empieza a disminuir; los demócratas lo acusan de haber manejado mal la propagación del virus, aunque ellos hasta ahora no han presentado un plan para solucionarlo.
Por el peligro del contagio, en muchos estados se habla de votación por correo y de aplazar las elecciones generales de noviembre pero, si se aplica la Constitución, el presidente, vicepresidente y la presidenta de las Cámaras (Pelossi) terminan su periodo y no podrían prorrogarlo. La presidencia quedaría vacante y habría que buscar un legislador habilitado para continuar ejerciendo la legislatura.
PUTIN PIERDE PARTIDARIOS. Los proyectos de Rusia, que con Putin esperaba convertirse en potencia mundial sobre China y Estados Unidos, se han venido abajo y este está perdiendo
San Francisco. Varias personas respetan el distanciamiento.
hegemonía política, ya que el virus se propagó con mucha fuerza y obligó al Gobierno a tomar medidas drásticas de confinamiento y a suspender el desfile militar preparado para celebrar el aniversario de la derrota de las fuerzas nazis, que terminó con la II Guerra Mundial. Sería la mejor publicidad para que en la Duma se apruebe la reforma electoral planteada por Putin para quedarse en el poder hasta 2036.
CAMBIOS SUSTANCIALES. Tras el coronavirus, la vida de la humanidad sufrirá un cambio muy drástico. Las fuerzas de las armas quedarán de lado y los Estados tendrán que reforzar sus sistemas de salud y prepararse para nuevas pandemias. Al Acuerdo de París se lo deberá tomar más en serio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) debe someterse a una auditoría especial a cargo de empresas independientes, y cambiar su carta constitutiva.
Y la ONU, renovarse, acabar con el analfabetismo y ejercer estricto control sobre las empresas farmacéuticas que imponen sus políticas de precios a la OMS.