Fieles vuelven a las iglesias
Desde ayer, las que tienen listo un protocolo pudieron abrir sus puertas
La nueva normalidad llegó a las iglesias de Guayaquil que, con desinfecciones y toma de temperatura en las entradas, reabren sus puertas para que los fieles puedan rezar en estos espacios, después de 71 días de estar cerrados.
Ingresó, se persignó y con lágrimas, que mojaban la mascarilla celeste que cubrir su nariz y boca, dio gracias a Dios porque su familia está sana y exenta del coronavirus.
Dolores Cóndor llegó ayer muy temprano, desde el sur de Guayaquil, a la iglesia San Alejo, situada entre las calles Manabí y Eloy Alfaro, en el centro de la ciudad. Después de hacer algunas compras, en ese sector comercial, que lucía bastante movido, esta ama de casa aprovechó para visitar esa catedral. No fue la única que lo hizo el primer día de reapertura de las iglesias. A las 10:00, cuando llegó, ya había cuatro devotos más.
Desde ayer, después de al menos 60 días, en Guayaquil 20 iglesias están autorizadas por la Arquidiócesis de Guayaquil, para abrir sus puertas a los feligreses. No obstante, no todas las que podían, lo hicieron.
Este Diario constató que algunas como la catedral del centro, situada cerca del parque de Las Iguanas, y la iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, ubicada entre las calles 9 de Octubre
y Pedro Carbo, aprovecharon el día de reapertura para hacer reparaciones y limpieza. Hubo otras, como la San Alejo, la San Antonio María de Claret, de Urdesa; la María Madre de Los Ceibos, que sí recibieron al público.
Alfombras desinfectantes, alcohol, gel antibacterial, toma de temperatura, señaléticas de distanciamiento, exigencia del uso de las mascarillas, eran algunas de las medidas de sanidad tomadas por las parroquias que atenderán de 07:00 a 18:00.
VOCES
DOLORES CÓNDOR Devota y asistente en una iglesia
Desde febrero no venía porque el coronavirus y los contagios me lo habían impedido, pero apenas supe que abrían las iglesias, no dudé en venir a agradecer y a rezar.
OCTAVIO MACÍAS Devoto y asistente en una iglesia
Yo soy fiel creyente del Divino Niño. Desde hace mucho tiempo esperaba que la iglesia abriera para pedir que el COVID-19 ya no se lleve ninguna vida y que el mundo se recupere.