Un país en el traspatio del traspatio
Paulo Proaño pasó de la Unidad Nacional de Almacenamiento (empresa pública “líder en comercialización de productos agropecuarios y distribución de fertilizantes e insumos”) al Ministerio del Ambiente. Su predecesor, Juan Dehowitt, había durado un mes en el cargo antes de que el presidente Lenín Moreno lo moviera a la Secretaría de Inteligencia, destino que da perfecta cuenta de sus verdaderas competencias. Si acaso. En suma: que el Ministerio del Ambiente se ha convertido, como dijo alguien en un tuit, en “parqueadero de reciclables”. Por eso, cuando surge una emergencia ambiental, como la que protagoniza en estos días la depredadora flota china de pesca, toca contratar refuerzos (Yolanda Kakabadse, Roque Sevilla) para que digan lo que se debe hacer.
Sin ellos, Proaño ha sido incapaz de dar (en sentido real y figurado) un palo al agua. El otro día ofreció una rueda de prensa junto con el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, donde su presencia fue absolutamente prescindible. Dijo Jarrín que la flota china no había violado el mar territorial y Proaño repitió lo mismo, como si las líneas imaginarias que tiramos los humanos sobre los mapas, y que tanto preocupan a los soldados, determinaran el comportamiento de los tiburones. La reserva marina de Galápagos, dijo sacando pechito, “es custodiada por la dirección del Parque Nacional”. Podemos dormir tranquilos: la matanza ocurre en la vereda del frente. Y eso es cuanto ha dicho el ministro sobre esta crisis.
En cuanto a la Cancillería, en lugar de protestar tuitea alabanzas a los agresores y busca resquicios legales para no chistar: en la flota hay barcos de Liberia y Panamá, dijo el canciller Luis Gallegos este martes: “no todos son chinos”. Como si no supiera que las banderas de registro son lo de menos cuando se trata de una flota que opera, en todos los aspectos, según los códigos de la piratería. Mientras tanto, hay ecuatorianos lucrando de la depredación. Concretamente, los dueños barco María del Carmen 4 que, según identificó la Armada, provee de combustible a los piratas.