Arsénico para el día del manglar
El domingo pasado fue el “Día Mundial de los Manglares” y el Ministerio del Ambiente la pasó bomba. Fueron catorce mensajes compartidos en redes sociales, con catorce piezas gráficas distintas, cada una con su propio texto de lo más pundonoroso (“pundonoriento, dice un antiguo ecuatorianismo que expresa mucho mejor la fealdad intrínseca del gesto) sobre la importancia de cuidar este ecosistema. Todo un equipo de comunicadores a cargo de esta propaganda tiene el ministerio, costeado con dinero público, pero ni uno solo que le informe al país sobre el estado de los manglares de la provincia de El Oro que recibieron, a principios de este mes, una andanada de 40 toneladas de lodo tóxico proveniente de una mina en la provincia del Azuay. ¿Qué ocurrió con ellos?
Ha sido una cuarentena pródiga en desastres ecológicos. La flota china en el océano Pacífico. El oleoducto roto en la Amazonía. Y en noticias que a nadie le importan, el colapso de la relavera construida al buen tuntún por la minera Austrogold en las estribaciones de la Sierra hacia la Costa.
Arsénico, mercurio, cadmio y otros venenos se vertieron directamente al río Tenguel y fueron a parar a los felices manglares que este domingo festejaron su día clásico. Austrogold, una empresa que exporta minerales a la China (caramba, qué coincidencia) no ha dicho esta boca es mía.
El caso es que la relavera de Austrogold, situada a 300 metros sobre el nivel del mar, es la nada en camiseta comparada con la relavera que piensa construir Ia canadiense INV Metals en pleno páramo, a 3 metros de altura, en Loma Larga, un ecosistema que abastece de agua a tres provincias. Una capacidad de almacenamiento de 6 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos tendrá la relavera de INV, justo en el origen de los ríos Irquis, que riega el cantón Girón, y Yanuncay, que atraviesa el corazón de la ciudad de Cuenca y se dirige hacia la Amazonía pasando por la central hidroeléctrica de Paute. Es lo que este gobierno (y el anterior, y seguramente el próximo) llama “minería responsable”, y que, a despecho del colapso de la relavera de Austrogold, se reactivó fuertemente durante esta cuarentena.