Nuestra República no sabe para dónde va
¡Oh, dioses inmortales! ¡Entre qué gente estamos viviendo! ¡En qué ciudad vivimos! ¡Qué República tenemos! Son exclamaciones de los ciudadanos de Ecuador, tal como Cicerón decía hace más de dos mil años. Es que la historia, si no la conoces la repites. Es imprescindible que el nuevo gobierno imprima confianza, fuerza, determinación, que asuma riesgos y que en campaña manifieste los elementos para la supervivencia del país. Los preceptos elementales que esperan los nuestros de sus sistemas políticos y económicos son simples: igualdad de oportunidades para los jóvenes y para los demás. Seguridad, puestos de trabajo, fin de privilegios especiales para unos pocos, conservación de las libertades civiles, goce de los frutos del progreso científico que contribuye a mejorar el nivel de vida. Estas palabras fueron pronunciadas hace 80 años por Franklin Delano Roosevelt. ¿Qué pide el ecuatoriano? Estos mismos elementos. La campaña electoral que comienza no puede ser como tantas otras;, la gente no cree en promesas utópicas. Se conoce que los legisladores son atraídos por los votos del presidenciable, entonces no necesitan ser populares; consecuentemente tienen que ser técnicos, científicos, humanistas de reconocido prestigio, políticos académicos que entreguen su conscripción cívica e intelectual para que nuestra República sobreviva.