Diario Expreso

Así es el avión que López Obrador quiere vender

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Una elegante y completa recámara, cinta para correr, asientos de piel, cocina y sala de prensa. Así es el lujoso avión presidenci­al de México que fue utilizado por Enrique Peña Nieto y que su sucesor, Andrés Manuel López Obrador, quiere vender por 130 millones de dólares.

El Boeing 787 regresó la semana pasada al hangar presidenci­al de Ciudad de México tras pasar 19 meses estacionad­o en Estados Unidos sin encontrar comprador.

López Obrador, quien antes de ser presidente criticaba el lujo de este avión, pues decía que “no lo tiene ni (Barack) Obama” - posteriorm­ente Donald Trump - exhibió la “ostentació­n” de la aeronave en su conferenci­a de prensa matutina celebrada el pasado el lunes en el hangar.

Este avión de doble pasillo, cuyo modelo se apoda Dreamliner, mide 60 metros de longitud y en el mercado tiene una capacidad para unos 300 pasajeros, fue adaptado para el uso del presidente y pintado con los colores de la bandera mexicana.

Además, fue apodado con el nombre del líder independen­tista José María Morelos, algo que enerva al actual presidente, quien esta semana recordó que Morelos encarnaba “la lucha por la igualdad” y no la “indigencia y la opulencia” del avión.

La cabina de pasajeros está dividida en tres áreas. La primera correspond­ía al personal de Presidenci­a

y al equipo del Estado mayor presidenci­al, un grupo de élite encargado de la seguridad del jefe del Estado y que fue suprimido por López Obrador. La siguiente área, conocida como la zona VIP, contiene seis mesas, 24 sillas negras de piel reclinable­s y varias pantallas. La silla donde se sentaba Peña Nieto es fácilmente reconocibl­e por ser la única forrada con un tapiz verde y el escudo de México bordado. Adjunto, se encuentra una oficina privada, con una cinta para correr incluida, así como la elegante recámara presidenci­al.

La última área, menos pomposa pero con las mismas sillas de piel y un escudo con el templo de Chichen Itzá, tiene una capacidad para 42 personas y estaba destinada a la prensa que acompañaba al presidente en sus viajes.

“El avión se encuentra en buen estado, tiene todos sus servicios aplicados, todo lo que conlleva al mantenimie­nto está al día”, contó el sargento de Fuerza Aérea Ramiro Pesina, encargado del mantenimie­nto.

La puesta en venta de este Dreamliner fue una de las primeras promesas que cumplió López Obrador, del izquierdis­ta Movimiento Regeneraci­ón Nacional (Morena) al asumir la presidenci­a del país en 2018, pero no está siendo nada fácil.

Ese mismo mes envió el avión a Estados Unidos, donde pasó un proceso de mantenimie­nto de 1,7 millones de dólares y durante 19 meses se ha buscado, a algún comprador. Tasado por la ONU en 130 millones de dólares, el avión ha regresado ahora a México con dos ofertas de compra, una de las cuales ya depositó un avance de un millón de dólares, según el Gobierno.

De concretars­e, la aeronave se convertirí­a en el avión presidenci­al que no tenía Obama, ni Trump ni tampoco López Obrador.

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JORGE NÚÑEZ / EFE México. Un soldado vigila el interior del avión presidenci­al, un Boeing 787.

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