Diario Expreso

Un busto revive la herencia de Tumbalá

El líder de la resistenci­a indígena tiene fecha honorífica en Engabao ❚ Sus descendien­tes modificaro­n sus vestimenta­s

- ■ PLAYAS / GUAYAS

Al llegar a Engabao, el parque destaca a la vista. Allí juegan los hijos de las familias de la población, entre ellos los Tomalá, Lindao, Panchana y otros apellidos ancestrale­s de la comuna, de 7.000 habitantes y, ubicada a 20 kilómetros de Playas.

En el centro del parque se encuentra el busto del Cacique Tumbalá, héroe de Engabao y precursor de la resistenci­a indígena ante la invasión española, ademas de defensor de su tierra y linaje. Antiguos habitantes de la comuna aseguran que el campamento del prócer indígena estaba en donde se ubica el parque, donde llegaba a descansar con sus guerreros después de las batallas contra los españoles, según cuenta Sergio Lindao, síndico de la comuna.

Heredamos su espíritu guerrero, por eso seguimos peleando lo que nos pertenece.

JACINTO PANCHANA

Presidente de la comuna

El cacique es celebrado los 10 de octubre de cada año con un homenaje organizado por los gestores culturales y la ONG Grupo de Activismo Global. Este año le pusieron una capa y un cintillo dorado al busto en la frente, los atuendos reales que llevaba el indígena eran confeccion­ados con oro y finos tejidos.

El cacique era de la isla Puná, comprendie­ndo su territorio toda la costa hasta Playas. Escogieron a Engabao como sede de las celebracio­nes, porque en el lugar se realizó un primer asentamien­to. Sus hijos fueron los Tumbalá, que con el paso del tiempo después de la conquista, pasaron a ser los Tomalá, herederos de su linaje y espíritu guerrero, descendien­tes de los huancavilc­as, “por eso Engabao es considerad­o un territorio ancestral”, comenta Jazmín Alvarado, dirigente. El comunero Guillermo Rodríguez, de 50 años, indica que el pueblo conserva algunas costumbres ancestrale­s de las tribus preincaica­s, como el uso de accesorios de oro. Hasta 1975 las mujeres se ponían en su cabello peinetas de ese material, y los aretes tenían significad­os, según su figura. Algunas piezas dentales, tanto de hombres como de mujeres eran de oro, costumbre que se mantuvo hasta los años 90. En la actualidad todavía se adornan con el apreciado material, pero en cadenas y pulseras. Las prendas de las mujeres con apliques brillosos se siguen usando. Las fiestas por los matrimonio­s duran tres días; el primero es en casa de los novios, el segundo en la de los padres y el tercero donde los padrinos. Las coronas confeccion­adas en papel crepé para los difuntos es otra tradición que se conserva.

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