Diario Expreso

Sobornos y nepotismo sacuden al Vaticano

Los problemas de las finanzas de la Santa Sede salen a la luz pública ❚ La intriga y corrupción del cardenal Angelo Becciu

- DANIEL VERDÚ Roma ■ ESPECIAL PARA EXPRESO

El Vaticano ha convertido sus últimos escándalos en un auténtico reality show protagoniz­ado por cardenales, tiburones financiero­s y misteriosa­s damas que juegan a los espías y gastan miles de euros de la Santa Sede, destinados a ayudar a países en desarrollo, en artículos de lujo.

En el centro de la intriga se encuentra esta vez el cardenal Giovanni Angelo Becciu, quien fuera uno de los hombres más poderosos del Vaticano -estaba en todas las quinielas para el próximo cónclave- y custodio de gran parte de los secretos de la milenaria institució­n.

Son ahora sus miserias las que están saliendo a la luz en una cacería a tumba abierta: nepotismo, un presunto soborno a un grupo de víctimas para que acusasen a un cardenal rival de abusos a menores, malversaci­ón… Pero el ventilador se ha activado y Becciu no es cualquier prelado. Nadie sabe cómo puede acabar una investigac­ión y un violento fuego cruzado que amenaza con dejar en papel mojado el proceso de intrigas y corrupción, conocido como Vatileaks, que terminó costando la dimisión del anterior pontífice, Benedicto XVI.

Los cuervos han vuelto al Vaticano y sobrevuela­n esta vez alrededor de la birreta roja de Giovanni Angelo Becciu (Pattada, 72 años), quien fue sustituto de la Secretaría de Estado en tiempos de Ratzinger y sobrevivió a la purga de Francisco a su llegada. Un cargo de enorme relevancia-equivalent­e al número 3 en la jerarquía -que se ocupa del funcionami­ento de la sala de máquinas del Vaticanoy que da acceso a todos los secretos de la Santa Sede.

Francisco liquidó a su llegada en 2013 al número uno de ese departamen­to, el polémico secretario de Estado de Benedicto XVI, Tarcisio Bertone (que entre otras cosas se construyó un ático de 700 metros cuadrados en 2014 que se pagó con fondos de un hospital infantil), y a parte de su entorno. Todos ellos quedaron señalados como causantes de parte de los escándalos; Ratzinger llegó a calificarl­os como “lobos”. Pero Becciu, de una finura y sutileza muy por encima de la media, exquisito fontanero de la Santa Sede, sobrevivió como número dos de la Secretaría de Estado y se convirtió en una de las personas de máxima confianza de Francisco. “Era el único que le decía las cosas tal y como eran. Y el papa confiaba mucho en él”, señala una fuente vaticana que trató mucho con ambos.

Becciu se ocupó desde 2013 a 2018 de los asuntos más delicados de la Secretaría de Estado y lidió con los mayores escándalos del siglo XX, incluida la histórica renuncia de Benedicto XVI. Preparado, listo, rápido y con un sentido político extremadam­ente flexible entrenado en distintas nunciatura­s, creó una legión de fieles intramuros que siguen defendiénd­ole en privado. Pero también se granjeó grandes enemigos que esperaban

una oportunida­d como esta para la vendetta final.

Becciu controló las cuentas, impidió que algunos husmearan demasiado cuando no le convino -como el auditor Libero Milone, ex presidente de Deloitte

contratado por Francisco para poner orden en las finanzas y despedido en extrañas circunstan­ciasy cuidó con celo la comunicaci­ón vaticana desde la Secretaría de Estado.

Pero Francisco lo relevó en 2018 antes de convertirl­o en cardenal -nombró en su lugar al venezolano Édgar Peña Parra- y lo situó como prefecto de la Congregaci­ón para las Causas de los Santos. Una suerte de patada hacia arriba que le restaba poder, pero le mantenía con posibilida­des de ser objeto de deseo de la divina providenci­a en el siguiente cónclave. Y es que en la curia romana muchos consideran que el próximo papa, después de más de 40 años, debería ser italiano (el último fue Juan Pablo I, muerto en extrañas circunstan­cias en 1978, tras 33 días de papado. Becciu era uno de los mejores situados hasta que comenzaron los escándalos.

La llamada al orden del papa a Becciu se produjo el 24 de septiembre por motivos hasta entonces desconocid­os. El papa le pidió explicacio­nes en una audiencia de alta tensión, pero no quedó convencido y le pidió que renunciase a los derechos cardenalic­ios -algo solo sucedido tres veces en 120 años- y a la titularida­d de su dicasterio.

EL DETALLE

Arrestada. Interpol detuvo a Cecilia Marogna, titular de una agencia de inteligenc­ia, a quien Becciu habría transferid­o 500.000 euros para supuestas misiones.

 ?? EL PAÍS ?? Escándalo. Angelo Becciu tras jurar lealtad al papa y convertirs­e en cardenal. Fue hombre clave del Vaticano.
EL PAÍS Escándalo. Angelo Becciu tras jurar lealtad al papa y convertirs­e en cardenal. Fue hombre clave del Vaticano.

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