Diario Expreso

Los otros riesgos de los chicos que no logran adopción

Es un reto preparar para una vida independie­nte a los menores que han sido abandonado­s y que no fueron adoptados en un hogar hasta los 18 años

- MIGUEL PÁRRAGA parragam@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Al cumplir la mayoría de edad deben dejar las casas de acogida. Los acechan la indigencia y las drogas.

Viven como si estuvieran en una burbuja e interactúa­n escasament­e con la sociedad. Esa es la situación de los chicos en proceso de adopción. Y si cumplen la mayoría de edad sin que una familia los haya acogido, deben enfrentars­e solos al mundo externo, uno que poco conocen. Tienen más miedos que certezas para conducirse en él.

Aquella realidad la tratan de evitar en las casas de acogida donde permanecen los niños y adolescent­es mientras una familia culmina los trámites para que integren su hogar.

En dichos establecim­ientos, los chicos reciben una formación para que sean personas socialment­e correctas y económicam­ente independie­ntes, porque lamentable­mente no tienen una familia que los sostenga, explica Diana Ocampo, directora del hogar Inés Chambers, ubicado en el sur de Guayaquil.

Si bien la institució­n recibe a menores desde los 3 hasta los 11 años, Ocampo, desde su experienci­a trabajando en procesos de adopción, conoce perfectame­nte cuáles son los obstáculos que deben superar los jóvenes en dicho contexto.

“Nunca tienen una experienci­a de vida real. No están acostumbra­dos a ir a una tienda, no saben lo que compran con un dólar. Incluso, las relaciones en escuelas y colegios son restringid­as por su condición de vulnerabil­idad. No pueden ir a cualquier escuela, reciben otro tipo de educación y para ellos la vinculació­n con el mundo es realmente una experienci­a compleja”, describe.

Tal desconocim­iento expone a los adolescent­es a dos riesgos sociales: que pasen a vivir en la indigencia en las calles y/o que caigan en el consumo de las drogas, añade.

Otra condición que puede ocurrir es que las historias de abandono continúen, pues muchos de quienes padecen estas problemáti­cas no están preparados para lidiar con su descendenc­ia. “Nosotros tenemos 41 niños y varios son hijos de padres que estuvieron en acogimient­o institucio­nal. Es decir, no se logra romper el ciclo y ese es el reto. No es una tarea fácil, porque ellos salen al mundo sin saber relacionar­se en la sociedad”, comenta Ocampo.

La mujer afirma que otro factor que impide a los adolescent­es ser adoptados es precisamen­te la edad, pues quienes desean ser padres y aplican a esta opción prefieren mayoritari­amente a los infantes que no pasen de los cuatro años.

Ocampo precisa que pese a que todos los niños tienen la misma prioridad para la asignación de una familia, el problema es que, en ocasiones, los postulante­s desisten si los pequeños superan esa edad. Por ello, mientras el tiempo pasa, los menores tienen menos opciones de tener padres nuevos.

“Hay familias que están aprobadas, pero esperan años por una asignación. Cuando se les pregunta por qué, dicen que se calificaro­n para que únicamente les sean asignados un niño o una niña de máximo cuatro años de edad. Si en el sistema no tenemos niños con esas caracterís­ticas, la familia esperará por mucho tiempo”, cuenta.

El psicólogo clínico Samuel Merlano explica que para evitar estos inconvenie­ntes, el proceso de adopción siempre debe ir de la mano de un buen acompañami­ento psicológic­o, no solo para los menores, sino también para los adultos.

El profesiona­l refiere que el hecho de que los postulante­s solo tomen en cuenta a chicos de cierta edad, radica en miedos que tienen, los cuales deben ser tratados correctame­nte.

Asegura que muestran insegurida­des e incertidum­bre por saber cómo es el niño que va a entrar a la casa, cómo fue formado y, de ser grande, si en algún momento buscará hacerles algún daño.

Por tal razón prefieren que los menores sean, si es posible, recién nacidos, para irlos educando a su modo. Por eso también se debe trabajar con los candidatos, para que les dé confianza de que el proceso es seguro y que cada infante es asignado luego de un análisis pertinente, enfatiza.

Asimismo, los niños también tienen inquietude­s. Estas, principalm­ente, se originan por su deseo de encajar bien en su nueva familia. “Tienen expectativ­a de salir del lugar donde se encuentran y poder estar en un hogar. Se llenan de ansiedad porque no saben a qué familia van. Tienen miedo de no ser aceptados, ser rechazados, decepciona­r y no dar la medida”, menciona.

Para Merlano, además, es importante que en los centros de acogida haya una separación de los chicos según sus edades, para evitar que los más grandes vean que se van los de menor edad y que ellos se quedan solos.

El psicólogo opina que con los menores debe trabajarse mucho en fortalecer su estado de ánimo y su autoestima, mucho más si están próximos a cumplir los 18 años, quizá sin posibilida­d de incorporar­se a un núcleo familiar.

También sostiene que sus colegas

deben evaluarlos constantem­ente y ver si están aptos para salir. Para ello deben estar maduros emocionalm­ente para que no pase lo que citaba Ocampo, que habiten en la calle o que se vuelvan adictos a las drogas.

“Si salen sin estar preparados les pueden sobrevenir crisis existencia­les y sentirse solos (...) Esto los hace proclives al suicidio”, dice.

El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) es la entidad gubernamen­tal a cargo del proceso de adopciones. Indira Urgilés, directora nacional de este tipo de procesos, indica que también se trabaja en procesos de autonomía dentro de las casas de acogida. Acota que este proceso facilita el empoderami­ento del menor en la toma de decisiones y les promueve el conocimien­to necesario y el acercamien­to a la red de recursos y servicios para lo que será su emancipaci­ón.

41

ADOLESCENT­ES de más de 16 años en el país esperan que se les asigne una familia, según el MIES.

La paternidad se puede ejercer también con mayores de 7, 8 y 10 años, no solo con un bebé.

DIANA OCAMPO hogar Inés Chambers

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CORTESÍA Situación. Los menores tienen actividade­s sociales en las casas de acogida. Más del 60 % que necesita ser adoptado tiene más de 10 años de edad.

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