Del estalinismo al correísmo
En una de sus reuniones, Joseph Stalin ordenó que le trajeran una gallina. La tomó fuertemente con una mano y con la otra procedió a desplumarla. La gallina, angustiada por el dolor, intentó escaparse sin éxito.
Así la desplumó toda y les dijo a sus asistentes: “Ahora observen lo que va a suceder”.
Puso a la gallina en el piso y se alejó de ella un poco y tomó un puñado de trigo mientras sus colaboradores observaban asombrados cómo la gallina, asustada, adolorida y sangrando, corría persiguiendo a Stalin mientras este le iba tirando puñados de trigo y daba vueltas en la sala. La gallina lo perseguía por todos lados.
Entonces, Stalin miró a sus asistentes, quienes estaban perplejos, y les dijo: “Así de fácil se gobierna a los estúpidos. ¿Vieron cómo me persiguió la gallina a pesar del dolor que le causé? Así son la mayoría de los pueblos, persiguen a sus gobernantes y políticos, a pesar del dolor que les causan, por el simple hecho de recibir un regalo barato, una promesa estúpida o algo de comida para uno o dos días”.
Esta historia se repitió en el
Ecuador de Rafael Correa, en cuyo gobierno él y sus secuaces desplumaron no solo la economía del país, sino también de los ecuatorianos, porque todo el dinero robado correspondía no solo al obtenido por la venta petrolera e impuestos, correspondía también a los préstamos agresivos y usureros con China, préstamos que para ser pagados, nos despluman al igual que la gallina, pasándonos factura a todos los ecuatorianos, con más impuestos y restricciones, generando cierre de empresas, desempleo y hambre.
Los que desean que el correísmo retorne son como la gallina de Joseph Stalin; lo siguen ciega e irracionalmente, jodidos, pauperizados, endeudados hasta los cojones los hombres y los ovarios las mujeres, todo por un regalo barato, una promesa estúpida o algo de comida para uno o dos días. Sería estúpido no aprender la lección, como no la aprendió Argentina, que añoraba el kirchnerismo y hoy, endeudado y hambreado hasta la próxima generación, no sabe ni puede zafarse de él. Debemos concluir que estalinismo y correísmo son lo mismo.