Historias de Cuenca narradas en cuentos
El escenario son las esquinas y calles cerca del parque Calderón
Personajes de la historia popular cuencana de los años 40 a 60 reviven gracias a la narración oral. La vida de ‘El suco de la guerra’, ‘El Atacocos’ y ‘María a la guagua’, son recordadas a través de la comedia y el teatro. El escenario son las esquinas y calles de Cuenca, en sitios en los cuales se desarrollaron las leyendas.
El trabajo está a cargo de seis actores del grupo teatral Batojo, dirigido por Piotr Zalamea Zeilinski.
Desde 1998, cada fin de semana, los cuencanos y visitantes de la Atenas del Ecuador, pueden disfrutar de la ‘Ruta de leyendas y Cuenca en cuentos’, actividad cultural que se realiza en los alrededores del parque Abdón Calderón, la antigua calle Santa Ana y en el exseminario San Luis, entre otros puntos emblemáticos de la ciudad.
Los relatos y leyendas fueron escritos por Teddy Rodríguez y Adolfo Parra, entre otros investigadores.
‘El suco de la guerra’ . Lo apodaron el ‘suco’ por su tez blanca y algunas pecas en el rostro. Era de ojos claros, pequeño de estatura y algo regordete.
Recorría las calles con una carga de leña en la espalda, que llevaba hasta las panaderías del barrio de Todos los Santos, pues sus hornos requerían de este material para producir los panes.
En la década del 60 fue el héroe de los niños. Caminaba con la cabeza agachada y, en las esquinas lo esperaban grupos de menores, quienes le regalaban cigarrillos a cambio de escuchar el relato de las batallas en la guerra del 41, en las que aseguraba haber participado.
Contaba que solito había derrotado a 100 soldados, entre otras fábulas. Sus narraciones eran parte de sus divagaciones; sin embargo, les fascinaban a los infantes, quienes lo llamaron ‘El suco de la guerra’, manifiesta Rodríguez. La muerte del personaje habría ocurrido en el año 1970.
‘María a la guagua’. Según el investigador de las tradiciones de los barrios de Cuenca, Adolfo Parra, ‘María a la guagua’ fue una mujer de la ruralidad que perdió la razón tras la muerte de su hijo recién nacido, en los años 70. Ella vagaba por las calles con una muñeca de trapo a la que cuidaba como si fuera su pequeño.
Los chicos de esa época se divertían quitándole el juguete y gritándole: ‘María a la guagua’, mientras ella corría desesperada
de un lado a otro, tratando de recuperar a su ‘hijo’. Su sector era alrededor de los barrios Riberas del Tomebamba, El Vecino y Escalinata.
EL DETALLE
Memoria. En los años 40 y 50 se veía a los personajes en medio de ministros, abogados y curiosos que se acercaban a escucharlos en el parque Calderón.