La fauna silvestre, en emergencia constante
Acciones humanas como la fragmentación de hábitats o la introducción de especies fomentan las enfermedades de animales salvajes en el mundo Además del sufrimiento de los individuos, las enfermedades emergentes en fauna silvestre constituyen una gran amen
Mientras la humanidad continúa bajo el yugo del COVID, hay otras enfermedades que siguen avanzando en aparente silencio. Así lo evidencia un huemul con abscesos que hace unas semanas fue encontrado sin vida en la Patagonia chilena, o la muerte de millones de murciélagos en Norteamérica por el síndrome de la nariz blanca, obra de un hongo que, según una hipótesis, habría sido transportado desde Europa por turistas aficionados a las cuevas.
Lo cierto es que, así como el COVID nos ha recordado que la devastación de la naturaleza aumenta el riesgo de epidemias y pandemias, los humanos también estamos facilitando, directa e indirectamente, la propagación de enfermedades dentro de la fauna silvestre. De esa manera, los animales salvajes no solo se enfrentan a un adverso coctel como la destrucción de su hábitat, el cambio climático o la contaminación, sino también a las infecciones que se erigen hoy como una creciente e inusitada amenaza.
“A nivel internacional se ha cuantificado que, a pesar de que ha habido un mayor esfuerzo en detectar enfermedades en los últimos 40 años, hay un mayor número de enfermedades reportadas en fauna silvestre, ya sea que están emergiendo o que generan brotes esporádicos y que, al parecer, estarían ocurriendo de forma más continua”, explica Diego Montecino, epidemiólogo de fauna silvestre de la Wildlife Conservation Society (WCS) de Estados Unidos.
Este problema está escalando a tal nivel, que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publicó recientemente un informe global sobre la urgencia de abordar la salud de la vida silvestre en el planeta.
Así lo detalla Marcela Uhart, directora del Programa Latinoamericano del One Health Institute, de la Universidad de California Davis, y una de las expertas que elaboró el informe internacional de la UICN. “La fauna silvestre está afectada de manera creciente por el avance de las actividades humanas y uno de los riesgos más importantes es la falta de programas específicos y dedicados al monitoreo de la salud de la fauna, que se asocia con una falta de respuesta cuando los eventos se detectan, tanto en el caso de la sarna en Chile y Argentina como algunos eventos documentados en huemules en el sur de Chile”, advierte.
La UICN advierte de la necesidad de que todos los países avancen en cuatro áreas fundamentales, como son el diagnóstico e investigación, los informes, la planificación y respuesta y las estrategias para el apoyo a la salud y prevención de enfermedades.
Pero nada de ello serviría sin cambios profundos de paradigma para una buena coexistencia con los animales silvestres, expresados en políticas públicas, actividades socioeconómicas y conductas personales.
PELIGRO DE EXTINCIÓN
El huemul ha contraído patógenos e infecciones como la linfoadenitis caseosa, que habrían sido transmitidas por animales introducidos en Chile
para la ganadería.