Zambia o el canario en la mina del mundo en desarrollo
En los primeros compases de la pandemia, con Occidente ensimismado por su propia -e inédita- recesión, los países emergentes se convirtieron en el gran ángulo muerto de la crisis: con sistemas de salud precarios, sus economías estaban sufriendo la sacudida del virus mientras el resto del mundo miraba para otro lado.
Nueve meses, las señales de que la crisis se está cebando especialmente con las naciones en vías de desarrollo se amontonan. De entre todas ellas, una va un paso por delante: Zambia. El pasado 18 de noviembre, el país africano se convirtió en el primer emergente en anunciar que le era imposible afrontar su exigente calendario de repagos de la deuda externa. Era el reconocimiento oficial de que había entrado en default o suspensión de pagos, y lo convertía, en fin, en el canario en la mina de los países emergentes.
A finales de septiembre, el Gobierno había solicitado una suspensión de seis meses del pago de intereses de esta deuda, pero la iniciativa fue rechazada de plano por los acreedores, que enviaban a las autoridades zambianas a un callejón sin salida.
Las estrecheces, sin embargo, venían de tiempo atrás. Desde hace un año, el segundo productor africano de cobre -una materia prima de la que obtiene el grueso de sus divisas y que en 2020 ha sufrido algo más que importantes vaivenes-, se encontraba desde hace un año con el agua al cuello y una deuda desbocada, según explica Jaime Atienza, economista experto en deuda externa de la ONG Oxfam. Estimada en 10.000 millones de euros, esta cifra representa el 80% del PIB en 2019, según el Banco Africano de Desarrollo, mientras que en 2014 la deuda externa suponía el 35%. Su situación se ha visto agravada por una de las peores sequías en décadas, en especial en los primeros compases del año.
Como para otros países de renta media y baja, la pandemia ha sido la puntilla: las últimas proyecciones apuntan a que el PIB de Zambia habrá caído casi un 5% en 2020 y esquivará por la mínima el estancamiento este año (+0,6%). Y el batacazo, especialmente fuerte en un país en el que la renta per cápita no llega a los 4.000 dólares por persona (10 veces menos que España; cinco menos que México) ha acelerado el proceso.
Pese a su anuncio, el Gobierno intenta reprogramar los reembolsos en un proceso de negociación que continúa con los acreedores, siendo el principal de ellos China. “Zambia es solo la punta del iceberg y anticipa un ciclo de países africanos que pueden caer en default”, asegura Atienza.
“Es necesario abordar las fragilidades financieras de muchos de esos países, ya que la crisis del crecimiento afecta a los presupuestos de los hogares y los balances de las empresas vulnerables”, indicó la economista jefa del Banco Mundial, Carmen Reinhart. El organismo prevé un horizonte cuando menos oscuro para el mundo en vías de desarrollo: la pandemia ha provocado mermas de renta en el 90% de los países emergentes, y en uno de cada cuatro borrará en cuestión de meses los avances registrados en los 10 últimos años.
5 %
Las proyecciones apuntan a que el PIB de Zambia cayó en ese porcentaje en el 2020.