UNA ADMINISTRACIÓN PARALELA
Apodado El Modelo por sus impecables trajes en un país donde el desaliño es moda, Cohen ha intensificado los programas de interceptación de comunicaciones y ciberguerra con Irán, como el que en el mes de mayo bloqueó los muelles del nuevo puerto de Bandar Abbas, ciudad costera en la embocadura del golfo Pérsico. Subdirector del Mosad hasta 2013, fue nombrado consejero de Seguridad Nacional por Netanyahu, hasta que en enero de 2016 regresó a la agencia de espionaje como máximo responsable. Cinco años después se dispone a legar al superagente D una Administración paralela dentro del Estado de Israel, con un presupuesto estimado en más de 2.500 millones de euros (3.060 millones de dólares) y una plantilla de 7.000 personas, una agencia de espionaje solo aparentemente superada en medios por la CIA.
Netanyahu ha llegado a presentar a Cohen como un eventual delfín. El aún director del Mosad no ha ocultado su ambición política, que lo puede conducir a un ministerio o a la Embajada en Washington a partir de junio, cuando estará a punto de cumplir los 60 años. Conservador y religioso, pero también cosmopolita y políglota, ha acaparado bajo su control las misiones más diversas. Incluso la adquisición de equipos médicos para hacer frente a la pandemia cuando escaseaban en los mercados internacionales.