Diario Expreso

Un triunfo de la innovación e inmigració­n alemanas

- HANS-WERNER SINN Expresiden­te del Instituto Ifo de Investigac­iones Económicas, profesor de economía en la U. de Múnich y miembro del Consejo Asesor del Ministerio de Economía de Alemania colaborado­res@granasa.com.ec

El mundo tomó nota cuando la emergente alemana Biontech anunció un avance decisivo en el desarrollo de un nuevo tipo de vacuna para combatir la COVID-19. Tras probarla en decenas de miles de personas, su vacuna ha demostrado eficacia del 95 %; fue la primera en solicitar en Estados Unidos autorizaci­ón para un uso de emergencia para coronaviru­s y pronto en Europa. Las vacunas antivirale­s se suelen hacer con materiales virales debilitado­s fabricados fuera del cuerpo, pero Biontech inyecta ARN modificado genéticame­nte al paciente, lo que impulsa a sus células a producir una proteína caracterís­tica del virus SARS-COV-2, con lo que el sistema inmune acumula una respuesta eficaz antes de encontrars­e con el virus real. La gran ventaja es que permite la producción de más de mil millones de dosis en unos cuantos meses. Y es altamente segura pues el ARN modificado puede sobrevivir en temperatur­as muy bajas y se degrada rápidament­e en el cuerpo una vez hecha su labor. Es extremadam­ente improbable que genere daños posteriore­s. En estrecha cooperació­n con el gigante farmacéuti­co estadounid­ense Pfizer, el éxito de Biontech augura un rápido ascenso en las tasas de vacunación en Europa y EE. UU. Muchas otras compañías están cruzando la frontera de las vacunas de próxima generación basadas en ARN. Gracias a estas nuevas tecnología­s es probable que el mundo esté libre de la lacra de la COVID-19 en algún punto de 2021 o 2022. Surgiremos con un sector farmacéuti­co completame­nte nuevo, que proveerá vacunas extremadam­ente eficaces contra numerosas otras enfermedad­es infecciosa­s. En principio el ARN puede programars­e para producir anticuerpo­s contra tipos específico­s de cáncer, permitiend­o avizorar formas de tratamient­o mucho menos dañinas que la quimiotera­pia. En Biontech, los pioneros del nuevo enfoque basado en ARN para el desarrollo de medicament­os son Ugur Sahin y Özlem Türeci, especializ­ados en oncología e investigac­ión genética. Catedrátic­o en oncología experiment­al en la Universida­d de Mainz, Sahin es uno de los principale­s investigad­ores del mundo en el estudio de vacunas personaliz­adas para inmunotera­pia contra el cáncer. Ambos son ciudadanos alemanes nacidos de inmigrante­s turcos que arribaron al país hace décadas. Son excelentes ejemplos de integració­n exitosa de inmigrante­s en la sociedad alemana. Se las arreglaron para asentarse en Alemania y prosperar, gracias a trabajo duro, espíritu emprendedo­r y sólidas tradicione­s culturales. La historia de Biontech demuestra que una inmigració­n exitosa es más que la atracción de las prestacion­es de bienestar del estado. Si se la administra adecuadame­nte, la inmigració­n es una fuente clave de sangre nueva e ideas frescas para una sociedad que envejece. Merece la pena recordar que la industria farmacéuti­ca alemana fue una de las primeras en fabricar la píldora anticoncep­tiva en la década de 1960 y a tasa de fertilidad germana cayó radicalmen­te a principios de la década de 1970. Alemania ha estado pagando el precio de este éxito farmacéuti­co. En estas condicione­s demográfic­as, el estancamie­nto y el declive habrían sido inevitable­s sin la inmigració­n. Es muy ilustrativ­o, entonces, que la industria farmacéuti­ca local logre reconocimi­ento internacio­nal gracias al trabajo innovador de los hijos de inmigrante­s.

En estas condicione­s demográfic­as, el estancamie­nto y el declive habrían sido inevitable­s sin la inmigració­n’.

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TEDDY CABRERA / EXPRESO
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