Los secretos ocultos en los hilos de las obras
Un programa desarrollado en la Universidad de Sevilla permite revelar una autoría y descubrir cuándo fue pintado el cuadro
Aveces el reverso de un cuadro puede aportar más información a los investigadores que la propia pintura. Puede confirmar o descartar una atribución, revelar una autoría, datar la obra, descubrir cuándo se pintó e, incluso, en qué país. Todo gracias a la observación del lienzo, de los hilos que componen el soporte de la obra, que aparecen como un libro abierto vistos a través de Aracne, una herramienta desarrollada por el Museo del Prado y la Universidad de Sevilla.
Este programa, que fue realizado por un equipo del departamento de Tratamiento de Señales y Comunicaciones de la Escuela de Ingeniería bajo la dirección del catedrático Juan José Murillo, no solamente ha sustituido al conteo de hilos manual que se hacía eligiendo al azar varios puntos de la tela y contando los hilos verticales y horizontales que había en un centímetro cuadrado; sino que es capaz de crear un patrón de densidad que revela si el lienzo procede del mismo telar e, incluso, si los paños están cortados uno a continuación del otro.
Aracne ha analizado en el Prado obras de El Greco, Rubens, Velázquez, Murillo, Van Dyck, Ribera o Goya y entre sus muchos logros está el haber sumado un artista más a la pinacoteca tras descubrir que dos bodegones de uvas del siglo XVII atribuidos a Juan Fernández, ‘El Labrador’, son en realidad de Miguel de Pret, un artista prácticamente desconocido.
El conteo de los hilos de lienzos confeccionados en telares manuales, algo que puede parecer baladí, ofrece tanta información sobre la pintura que ha servido para determinar que Rubens realizó en Madrid dos copias de obras de Tiziano y datarlas durante su segunda visita a la capital como representante diplomático de los Países Bajos; o que el artista flamenco utilizó un retrato del rey Felipe IV o del infante don Carlos, posiblemente pintado por Velázquez, para convertirlo en un caballero español, en lo que los especialistas consideran un juego de destreza entre los artistas.
“Es increíble que haya pintado tanto en tan poco tiempo y con tantas otras ocupaciones”, escribió Francisco Pacheco, en ‘Arte de la pintura’ (1649) sobre la estancia de Rubens en el Real Alcázar entre septiembre de 1628 y abril de 1629.
Pacheco comenta que el maestro de Amberes realizó “cinco o seis retratos”, uno de ellos podría ser el repintado sobre otro de Velázquez, llamado ‘Retrato de caballero español’, que está en una colección privada de Estados Unidos, y además “copió todos los tizianos que tenía el rey”. Esta última afirmación es “excesiva” en opinión de la investigadora Laura Alba, impulsora de Aracne desde el área de Documentación Técnica y Laboratorio del Museo del Prado.
Lo cierto es que Rubens tuvo ocasión de contemplar la colección real, formada por unas 2.000 obras, de la mano de Velázquez, entonces joven pintor de cámara y gran admirador del flamenco, y copió in situ dos obras del veneciano Adán y Eva y ‘El rapto de Europa’, que se conservan en la pinacoteca madrileña. De la primera también está el original, mientras que ‘El rapto de Europa’, de Tiziano, ha acabado en el Museo Isabella Stewart Gardner, de Boston.
15 MINUTOS tarda el software en hacer un análisis a partir de la radiografía de la pintura.