Cuando en el lugar hacen todo el esfuerzo y las personas fallan
El 07-ene-2021 fui a una institución de control financiero donde se respetaba el aforo y distanciamiento social, y se aplicaban medidas de bioseguridad. Al ver aquello dije: “perfecto”, pero mi alegría duró poco. Mientras esperaba mi turno, tres usuarias marcaron la diferencia en dicho lugar, dos antes de mi llegada y otra cinco turnos después. La primera era la asistente contable de una empresa “x”, quien fue sin ningún papel que soporte su consulta por primera vez, lo cual provocó que su atención se prolongue. Ella, con toda la comodidad del caso, desde su celular llamó a su oficina para que allá respondan las consultas que formulaba. La segunda requería solución de trámite personal pero no tenía documento de identificación ni recordaba el número del expediente, y exigía ser atendida por ser oriunda de El Oro. La más lejana, apenas se sentó exigió a gritos que la atiendan por ser de la tercera edad, ante lo cual la servidora pública la hizo pasar una vez concluido mi turno. El buen uso del tiempo siempre es importante y más en tiempos de contagios, por lo que sería conveniente que las personas vayan inteligenciadas y sin viveza criolla ni prepotencia a realizar sus trámites porque todos necesitamos hacerlos. Los nativos norteamericanos decían: “nunca el indio debe ir desarmado a la guerra”, profunda sabiduría aplicable hoy en día.
Ec. Marysol del Castillo