Miedo y quemeimportismo son malos consejeros
En tiempos de campaña electoral, el “todo vale” juega al pepo y “el qué me importa” también, así encontramos cosas inverosímiles que suceden como: primero, mensajes difundidos por megáfonos en los que se escucha: “vota por “x”, no te dejes meter cuento, cuando “x” estaba en el poder nunca llegó COVID al país; vota bien para que tu familia no se muera con COVID”.
Al respecto es importante recalcar que la propagación de la COVID-19 ocurrió en 2020 y no antes, es decir, después de la década tan mencionada, por lo que el “imaginario detente proteccional” no funciona dado que la afectación de contagio no es retroactiva. Por favor, pensar un minuto hace bien a la salud mental. Segundo, existe gran indecisión para el voto presidencial y esta se reafirma más al ver que en exteriores de centrales de partidos políticos, así como también donde se paran personas para hacer publicidad, hay publicidad votada de los candidatos incluso sobre trampas de aguas servidas, cuyas tapas están en mal estado y desbordan su contenido. Ante esta escena a ojos vista del difusor local, el ciudadano común piensa: “si a él no le importa, menos a nosotros”. El personal de campaña indirectamente ayuda a construir apatía política para el candidato. Capacitar en “ver más allá” y no solo en “repartir material” es vital en tiempos de campañas.