Diario Expreso

HAY 130 LEYES contra las personas con lepra

Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, en 2019 hubo 202.066 casos. Eliminar las normas es de vital importanci­a para erradicar la enfermedad

- LOLA HIERRO EL PAÍS ■ ESPECIAL PARA EXPRESO

Cuando se habla de lepra, no solo se habla de salud; también de derechos humanos. En el mundo se diagnostic­an cada año unos 200.000 nuevos casos de esta enfermedad de la que ya hay literatura desde tiempos bíblicos. En 2019 fueron 202.066, según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). El también llamado bacilo de Hansen afecta principalm­ente a la piel, los nervios periférico­s, la mucosa de las vías respirator­ias altas y los ojos. Y es curable, pero si no se trata puede derivar en graves incapacida­des y, finalmente, en la muerte. Además de estas complicaci­ones para la salud, quienes la padecen tienen en su contra 130 leyes de 23 países del mundo que atentan contra algunos de sus derechos más fundamenta­les.

ATENTATORI­O

Las leyes de 23 países del mundo atentan contra los derechos más importante­s de quienes padecen esta enfermedad y a separarlos del resto de la sociedad.

La mayoría de estas normas están destinadas a separar del resto de la sociedad a quienes padecen o han padecido la enfermedad, pues casi todas atañen también los curados. Luego, otras tienen que ver con el matrimonio y el divorcio, con el voto, el acceso a un país, a un empleo y hasta al transporte público. “Es algo que no ocurre con otras enfermedad­es. Tú no hablas de tuberculos­is o de coronaviru­s y de derechos humanos, no hay leyes en contra, es impensable”, denuncia Aránzazu Jorge de Anesvad, una ONG española enfocada en la erradicaci­ón de enfermedad­es tropicales desatendid­as, incluida la lepra.

Uno de los afectados por estas normas arcaicas fue Amar Timalsina, presidente de la Asociación Idea Nepal en defensa de los derechos de personas con lepra porque fue obligado a firmar los papeles del divorcio con su primera mujer. “Ella me abandonó por esa razón. Yo ya no tenía la enfermedad cuando nos casamos, así que en ese momento no se lo dije, porque tampoco fue un matrimonio que yo eligiera, mi padre lo acordó”, relata por videollama­da el activista, quien contrajo la enfermedad con 12 años y, tras numerosas complicaci­ones e ingresos hospitalar­ios, consiguió curarse. Dado que la mujer elegida provenía de una aldea lejana donde nadie conocía su pasado, Timalsina decidió no decirle nada. “Pensé que una vez que ya estaba curado de la lepra, lo estaba para siempre, y no creo que eso sea algo que tenga que estar contando a todo el mundo una y otra vez”, relata.

Los poderes coloniales aplicaron las políticas de aislamient­o de enfermos en sus colonias, y en la gran mayoría de países

esas leyes, simplement­e, se quedaron ahí”.

ALICE CRUZ relatora Especial de las

Naciones Unidas

La Federación Internacio­nal de Asociacion­es de Lucha contra la Lepra (ILEP), un consorcio de 14 organizaci­ones independie­ntes que trabajan por un mundo sin lepra, publicó el primer índice de estas leyes discrimina­torias en 2018. “Muchas de estas leyes se remontan a la época colonial, cuando no existía cura, y el aislamient­o de las personas afectadas se considerab­a la forma más adecuada de detener la propagació­n de la enfermedad. Es importante señalar que ha habido un gran estigma y discrimina­ción contra quienes padecen lepra a lo largo de la historia, por lo que tal vez no sea sorprenden­te que se hayan promulgado muchas leyes.”, explica Brent Morgan, presidente de ILEP y director de la organizaci­ón The Leprosy Mission.

Alice Cruz es Relatora Especial

de las Naciones Unidas para la eliminació­n de la discrimina­ción contra las personas afectadas por la lepra y sus familiares. Desde su experienci­a, subraya la importanci­a del contexto histórico: “La gran mayoría de esas leyes fueron creadas por los poderes coloniales en el siglo XIX”, explica. “Los poderes coloniales aplicaron las políticas de aislamient­o de enfermos en sus colonias, y en la gran mayoría de países esas leyes, simplement­e, se quedaron ahí porque es un tema muy invisibili­zado y normalment­e las personas han sido muy marginadas y, en su mayoría, viven en situación de pobreza y tampoco han tenido la fuerza política para exigir que esas leyes se cambien. Es un reflejo de cómo la lepra ha sido históricam­ente invisibili­zada y totalmente ignorada por los gobiernos”, opina.

Las normas más antiguas, pero aún vigentes, suponen verdaderos compendios de restriccio­nes para los pacientes de lepra. Por ejemplo, la Ordenanza sobre Leprosos de 1901 de Sri Lanka o la Ley de Leprosos de Bahamas de 1928, que les prohíbe emplearse en ciertos oficios (peluqueros, sastres, zapateros, panaderos...), les obliga a separarse de amigos, familiares y resto de la sociedad, impide su entrada a espacios públicos.

Uno de los artículos de la de Bahamas contempla castigos para quien ayude a un enfermo a escapar de un centro de tratamient­o: “cualquier persona que ayude o incite a un recluso de un asilo de leprosos a escapar antes de que haya sido liberado legalmente, al ser declarado culpable, será castigado con una pena de 50 dólares o con una pena de prisión de tres meses”, reza el texto.

 ?? EL PAÍS ?? Realidad. Fátima, de 65 años y con un grado avanzado de lepra, vive en un centro para personas con discapacid­ad en Yawlang,
Afganistán.
EL PAÍS Realidad. Fátima, de 65 años y con un grado avanzado de lepra, vive en un centro para personas con discapacid­ad en Yawlang, Afganistán.

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