La terapia con perros ayuda a los niños con alteraciones cognitivas
El programa busca activar emocionalmente a los grupos de pacientes
Irene, Lola, Gabriela, Sebastián, Odei y Sara tienen los miércoles por la tarde una cita marcada con rotulador en sus calendarios. Desde sus casas, y por Zoom, comparten una hora de juego con amigos caninos como Harley, Area, Ron y Max, y con ellos un equipo de profesionales expertos en terapia asistida con perros.
El programa Cuatro patas de apoyo COVID-19, del hospital madrileño 12 de Octubre y la organización Yaracán, realizan desde septiembre pasado intervenciones asistidas con perros para dar respuesta a las necesidades neurocognitivas que demandan los pacientes pediátricos con daño neurológico. Eso sí: de momento, y por la pandemia, de forma virtual. Pero ni los niños, ni los padres, ni el equipo médico y de terapeutas podían estar más contentos.
La iniciativa se organiza en una serie de talleres semanales online para pacientes con trastornos neurocognitivos asociados a una enfermedad, que actualmente están en situación de inmunodepresión o con reducción de terapias.
El vínculo emocional que, incluso a través de una pantalla, se establece entre unos y otros resulta fundamental: “Los animales, y en especial los perros, tienen la capacidad de
transmitir emociones y llegar a donde nosotros no llegamos, y esas emociones hacen que el niño esté motivado y receptivo a sus terapias”, afirma la doctora Berta Zamora, neuropsicóloga pediátrica del 12 de Octubre y responsable de coordinar el
programa y evaluar si se alcanzan los beneficios esperados.
Cuatro patas de apoyo COVID-19 parte de la idea que esa interacción en tiempo real con los animales genera una activación emocional positiva que incrementa la motivación, la atención y la expresión de las emociones, y potencia un mejor control y gestión de la ansiedad y del miedo en estos pacientes.
“Cuando estamos en contacto con ellos se produce una reducción del ritmo cardíaco, de la presión arterial, y segregamos endorfinas y oxitocina (la hormona del amor)”, explica Begoña Morenza, socia fundadora de Yaracán.
En el caso de los pacientes con daño neurológico, los objetivos marcados por el hospital se centran en trabajar “sobre todo las dificultades que tienen en cuanto a concentración, de atención, de resolución de problemas, cognitivo e incluso conductual, como por ejemplo el tema del autocontrol y la impulsividad”. En los niños ha sido de gran ayuda.