El escocés que habitó y preservó el islote del tesoro
Hugh Borthwick vivió allí desde 1912, pero no se llevó nada del lugar
El joven escocés Hugh Pakenham Borthwick llegó a la isla en 1912. A pesar de vivir desde entonces sobre un espectacular yacimiento arqueológicoposibles restos de un edificio monumental, monedas, un asentamiento romano y evidencias musulmanas-, no se llevó nada. El islote, llamado del Fraile, se alza a 100 metros de la costa en el municipio de Águilas (Murcia-españa). De forma cónica, mide solo 6,2 hectáreas y se eleva hasta una altura máxima de 93 metros sobre el nivel del mar. Pero su pequeña extensión no resulta incompatible con la misteriosa riqueza histórica que encierra y que llamó, incluso, la atención de Carlos III, que envió una expedición que documentó el amurallamiento que parcialmente rodea la isla.
Los expertos -que califican el yacimiento de único- han diseñado ahora un plan para arrancarle sus secretos y han proyectado, incluso, una pasarela retráctil para transportar al personal y los materiales que se van a estudiar. Entre septiembre y octubre pasados, el Área de Arqueología de la Universidad de Murcia (Grupo de investigación iarqum) y el Museo Arqueológico de Águilas han realizado las primeras excavaciones desde 1979, cuando se practicaron sondeos previos y se recogieron algunas piezas romanas. Ahora, las investigaciones apuntan en otra dirección no incompatible con las pasadas, pero más sorprendente: se ha hallado una necrópolis islámica con un enterramiento infantil. Un pequeño rompecabezas en pleno Mediterráneo.
El nombre de la isla procede de una degeneración de la palabra farallón, una roca alta y tajada que sobresale del mar, según recuerdan Alejandro Quevedo y Juan de Dios Hernández García, autores del estudio Arqueología de la Hispania tardoantigua: un nuevo proyecto de investigación en la isla del Fraile (Águilas), que acaban de publicar en la revista Sagvntvm de la Universidad de Valencia.
La isla, que desde 1855 era propiedad del Estado, tuvo una cantera de láguena (una tierra violácea) que terminó pasando en 1912 a manos del escocés Hugh Pakenham Borthwick. De él apenas queda información, porque no mantenía ningún contacto con nadie. Se sabe, sin embargo, que la habitó con dos sirvientes y varios perros. En 1920, sin razones aparentes, abandonó el lugar, que nunca más volvió a ser ocupado. Dice Alejandro Quevedo, investigador de la Universidad de Murcia, que Borthwick no prestó atención a los abundantes materiales arqueológicos que lo rodeaban, incluido un cercano barco romano cargado de ánforas y lingotes de plomo.
Tampoco le interesaron las piletas dispersas por la isla que probablemente estuvieran relacionadas con la captación de agua. ¿Y para quién la recogían? La respuesta parece evidente: para un poblado, una hipótesis que refuerza el hallazgo de un anzuelo de bronce de época romana, varias piedras de molino, una pieza de mármol decorada -interpretada como parte de una columna o un dintel- y un fragmento de mosaico en pasta vítrea azul.
LA CIFRA
6,2 HECTÁREAS mide el islote del Fraile, en el municipio de Águilas, en la costa de Murcia-españa.