Diario Expreso

Los 10.000 milagros del primer beato venezolano

En Isnotú, donde nació José Gregorio Hernández, rebosa la fe por este médico ❚ Aseguran que ha salvado miles de vidas desde que falleció hace 101 años

- HÉCTOR PEREIRA Isnotú, Venezuela ■ EFE

“Gracias por el favor concedido”, se lee, más de 10.000 veces en el santuario de Isnotú -población situada en el oeste de Venezuela-, donde nació José Gregorio Hernández, un lugar que rebosa de fe por este médico decimonóni­co que este año se convertirá en el primer beato del país.

El santuario, ubicado en el estado andino de Trujillo, ofrece una suerte de canonizaci­ón a José Gregorio, pues, según las normas católicas, se necesitan dos milagros para ser declarado santo, un requisito que el venezolano cumple con creces, a juzgar por los acuses de recibo que cubren las paredes del lugar.

Pero, de vuelta a la realidad, el galeno es apenas venerable, un estatus que le otorgó el Vaticano un 16 de enero de hace 35 años y que se agrandará este año, tan pronto como la santa sede anuncie la fecha de su beatificac­ión, prevista para el segundo trimestre.

Hace un siglo y medio que Hernández nació en Isnotú, un pequeño y humilde poblado, cuya historia parece girar únicamente en torno al venerable. La devoción hacia él permea la poca actividad comercial de la zona e incluye su figura para llevar, a modo de souvenir, en casi cualquier formato.

En las pocas imágenes que se conocen de José Gregorio siempre está representa­do con traje blanco o negro, un sombrero que puede o no estar presente y su rostro, donde yace la mirada apacible que todo venezolano relaciona con ese buen samaritano que falleció atropellad­o en 1919.

Esa estampa sobria del admirado galeno adorna hoy cada rincón del museo que lleva su nombre y en el que se expone, con pinturas gigantes, su niñez, estudios, familia, trabajo, religiosid­ad y muerte.

Esta galería fue levantada sobre los terrenos que pertenecie­ron a la familia Hernández y constituye junto a una iglesia, varias oficinas y un descampado el santuario de José Gregorio, construido en 1966 gracias al empeño del sacerdote español Prudencio Baños, el mayor devoto internacio­nal de esta causa.

Toda esta arquitectu­ra gira en torno a una estatua del futuro beato, erigida exactament­e donde se encontraba su dormitorio.

La fe, que se puede medir en

cada placa de agradecimi­ento por supuestos milagros concedidos, se transformó en júbilo dentro del santuario en junio pasado, cuando el papa Francisco aprobó el milagro que convertirá al venerable en beato y lo dejará más cerca de ser declarado santo.

“Ese día, nada más se escuchó la noticia, en el santuario se comenzaron a repicar las campanas (...) hicimos una celebració­n de acción de gracias (...) de una forma espontánea, natural, bonita y de fe, se hizo también una caravana con la imagen de José Gregorio Hernández”, relata Fuentes.

Para los venezolano­s, dice, había sido mucha la espera, pues en cada pueblo del país abundan las historias de aparentes intercesio­nes del médico de los pobres, tras las cuales las enfermedad­es fueron curadas, una alegría para nada desdeñable en medio de la depauperac­ión que vive el sistema nacional de salud.

Por ello, la noticia de la inminente beatificac­ión ha reanimado la fe, o al menos la popularida­d, del científico que estudió medicina en Europa y trajo avances a la sanidad venezolana, el mismo que batalló contra la gripe española en su país y al que hoy se le ruega en los altares, en medio de la pandemia por la COVID-19.

Los trujillano­s preparan ahora la primera iglesia que llevará por nombre José Gregorio Hernández, una parroquia que será construida en la población de Motatán, a unos 25 kilómetros de donde nació el venerable.

Esta es solo una de las iniciativa­s que se dispararon en todo el país desde que se anunció su próxima beatificac­ión. Además, en los últimos meses, un grupo de médicos empezó a atender de manera gratuita a niños y ancianos pobres dentro del santuario, con lo que otro milagro está en plena ejecución: el de imitar las buenas acciones que tanto atribuyen al querido trujillano.

EL DETALLE

GOYO, EL “SANTO”. Para sus paisanos, José Gregorio es simplement­e “mano Goyo” o “Goyito”, el médico ha salvado miles de vidas.

 ?? EFE ?? Isnotú. Un grupo de personas posa junto a una estatua de José Gregorio Hernández, en diciembre pasado.
EFE Isnotú. Un grupo de personas posa junto a una estatua de José Gregorio Hernández, en diciembre pasado.

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