Parques sin rejas
Sauces 1 abre el debate de si los parques necesitan estar enjaulados ❚ Piden aplicar la medida en una de sus áreas ❚ Apuntan a que así habrá seguridad
El debate lo han abierto los vecinos de Sauces 1 que esperan que el Cabildo remodele el área verde que se encuentra en la manzana 28, pero no quieren que le pongan barrotes como sí lo tienen los otros parques de la zona debido a la delincuencia. Ellos buscan algo de libertad y recobrar la convivencia.
Aunque los reclamos de los habitantes de la ciudadela Sauces 1, como lo ha publicado de forma permanente EXPRESO, finalmente fueron escuchados; hay una obra que la comunidad espera que le cambie el rostro al vecindario, y que abre el debate de que los espacios públicos de la ciudad no estén más encerrados.
Esta vez, el reclamo gira en torno al parque ubicado en la manzana 28, donde se están realizando tareas de mantenimiento. La comunidad no quiere que este tenga más rejas. Son al menos tres décadas que todos los parques del entorno las han tenido, coinciden. “Queremos respirar, tener algo de libertad. Me he hartado de ver rejas en todas las cuadras. La pandemia nos ha encerrado. Lo que necesitamos ahora son áreas que no nos recuerden que cada vez vivimos más en una burbuja”, señaló Martha Garzón, habitante del sector.
Para Carlos Guerrero, miembro del Comité Promejoras de Sauces 1, el hecho de tener barrotes en los parques, sobre todo en el que hoy está siendo intervenido, por la falta de iluminación y la limitante de conectarse con el resto de hogares; lo convirtió más que en un espacio para la comunidad, en un refugio de consumidores de drogas y delincuentes.
“Ellos sabían que más de uno no se atrevía a ingresar al sitio porque quedaba encerrado tras un atraco. Huíamos de nuestro propio espacio”, lamenta. Por eso, hace una pausa la también residente María del Pilar García, la remodelación debe apostarle a algo diferente.
“Si caminábamos por las peatonales, debíamos ir corriendo por el miedo a ser asaltados. Con un parque abierto, sería como caminar en el patio de los vecinos. La seguridad nos la daríamos nosotros mismos. Entre menos rejas, hay más convivencia”, coinciden los consultados; que ponen como ejemplo el espacio recreativo de la manzana 29, que no tiene verjas y ha acogido, desde un inicio, a la comunidad entera.
A decir del subteniente Andrés Soria, jefe del circuito Alborada, a cargo de la seguridad de Sauces, los parques que, por diferentes razones, no son visitados sí se convierten en un foco delincuencial. En ellos es donde se cometen más robos a personas y donde es más fácil (por la visibilidad que quitan las verjas) robar las partes de los autos, advierte.
Frente a esta situación, a través de una carta, un grupo de moradores ha solicitado a la Dirección de Áreas Verdes del Cabildo que, una vez terminados los trabajos de remodelación en el parque, no instalen nuevamente las barreras. Y en su lugar, sugieren que coloquen máquinas geriátricas.
“Aquí somos muchos los adultos que requerimos de esas herramientas para sentirnos parte de la comunidad”, piensa Garzón.
En otras partes de la ciudad, como Guayacanes, la Alborada y Samanes, los habitantes sugieren lo mismo. “No queremos más muros. ¿Las rejas nos protegen o limitan? Ahora más que nunca, pienso en la segunda opción”, precisa el urbanista y habitante de la cuarta etapa de Guayacanes, Esteban Vite, quien hace un llamado a que las autoridades vean el efecto que ha generado el proyecto de la avenida Delta en la Universidad de Guayaquil.
“Si las clases presenciales se reactivaran, veríamos vida en el lugar. Y no generada solo por los estudiantes, sino por los vecinos de la ciudadela Bolivariana, que finalmente no se chocarán con las cercas de la universidad, que por años pusieron entre la espada y la pared al ciudadano que era amedrentado por un delincuente. Ahora, tendrán cientos de ojos “vigilando” el área”, reflexiona. Lo que, a su juicio, es la mejor forma de ahuyentar a los delincuentes, puesto que cuando más se vincula un lugar con su comunidad, más se lo cuida, más se lo respeta y más se lo visitan. “El vandalismo se reduce”, advierte.
Para la urbanista y exdirectora de Áreas Verdes del Municipio, Rosa Edith Rada, el espacio público debe ser “público y sin límites”. No obstante, recalca que hay ciudades a nivel mundial, como por ejemplo París, que tienen sus parques cerrados, ya que esto obedece a “la forma del uso de estos espacios”.
Al referirse al pedido de la comunidad de Sauces 1, piensa que el Municipio debería considerar no cerrarlo, pero para que se llegue a esto, “la comunidad debe ser responsable de su cuidado”.
“Cuando estuve de directora de algunas comunidades nos pedían que no los cerremos, pero ¿qué ocurría seis meses después? Estaban destruidos, se llevaban las luminarias, los bancos, es decir, habían hecho mal uso, y la misma comunidad luego venía a pedir que se lo cierre”, recuerda.
Ante este escenario, asegura que aquellos espacios públicos que tienen cerramiento, se conservan en mejor estado que aquellos que no, pero también es consciente de que si una comunidad anhela tenerlo abierto esta debe establecer compromisos. “Puede funcionar”, agrega.
La arquitecta y residente de la Alborada, Lily Carbonell, concuerda. “Si los parques están abiertos la gente puede ir desde temprano a hacer ejercicio, lo que evitaría las aglomeraciones en ciertas horas, lo más necesario en esta época. Me gusta ver aquellos donde no existen barreras y se integran a su entorno, que lastimosamente son pocos”, sentencia.