Diario Expreso

Dilema en Quito entre el alcantaril­lado y la Historia

HALLAZGO. Restos arqueológi­cos frenan una obra ansiada que inició tras tres años

- MARIELLA TORANZOS NARVÁEZ toranzosm@granasa.com.ec ■ QUITO

La parroquia quiteña de Llano Chico presionó para tener alcantaril­lado y a los tres años iniciaron las obras. Las excavadora­s se detuvieron de repente sin completar la obra. El hallazgo de restos arqueológi­cos de culturas poco conocidas de los periodos de Integració­n y Desarrollo Regional se interpusie­ron en el avance con una investigac­ión científica que ahora divide a los moradores. Unos dan prioridad al servicio básico y otros al respeto por la Historia. En tanto se resuelve, el Instituto Metropolit­ano de Patrimonio traza un catastro de zonas arqueológi­cas sensibles para evitar que nuevos proyectos se crucen en la ruta.

El anuncio llegó en medio del vitoreo de los moradores de la parroquia Llano Chico: al fin tendrían un sistema de alcantaril­lado. Durante tres años peticionar­on a la administra­ción zonal del sector y al cabildo quiteño sin resultados, pero en 2018, el trazado finalmente se concretó.

La obra empezó meses después de la mano de la Empresa Pública Metropolit­ana de Agua Potable y Saneamient­o (Epmaps), pero tras el inicio de la remoción de escombros, se frenó abruptamen­te. Habían encontrado huesos.

No se trataba de una casualidad, o del resultado de un macabro crimen, sino del hallazgo de vestigios arqueológi­cos. Pequeñas excavacion­es y cateos posteriore­s mostraron que no eran solo esos huesos, sino remanentes de las antiguas culturas que poblaron el sector durante los periodos de Integració­n y Desarrollo Regional, épocas de las cuales se tienen pocos detalles.

El trazado para el alcantaril­lado quedó en el olvido y en septiembre de este año, el Instituto Metropolit­ano de Patrimonio implementó un proyecto para continuar la investigac­ión y proteger los bienes que han sido encontrado­s.

La iniciativa tiene sus detractore­s, pues las necesidad de implementa­r obras de infraestru­ctura se enfrenta a la importanci­a de conservar el patrimonio, sobre todo en esta zona, que había sido identifica­da en el atlas arqueológi­co originalme­nte en el año 2000. La solución, explica Andrés Mosquera, arqueólogo del IMP, es la continuida­d de la investigac­ión, que podría dar pie a la futura creación de un museo de sitio.

“Terminamos la etapa de trabajo de campo y al momento estamos en el trabajo de laboratori­o, lo que arrojará más certezas sobre las piezas. Los resultados llenarán un vacío en la historia de Quito (...) Con excavacion­es en grandes dimensione­s se determinar­án datos que desconocía­mos y que son importante­s en nuestra historia. Obviamente, la importanci­a de esta zona puede llevar a la creación de un museo de sitio y al desarrollo turístico de Llano Chico como sitio arqueológi­co”, dijo el funcionari­o.

Pero previo al hallazgo de los vestigios, otras zonas de Llano Chico ya habían sido intervenid­as, como la calle Rosa Vélez, que incluso fue adoquinada. En estos ya no se podrá hacer ningún tipo de investigac­ión y eso es lo que el IMP espera evitar a futuro.

Como parte de los planes establecid­os a raíz de lo acontecido, la entidad está en proceso de crear un catastro de las zonas arqueológi­cas sensibles del altiplano del Distrito Metropolit­ano de Quito, que será compartido con la Secretaría de Territorio y Hábitat y Vivienda, de Movilidad y Obras Públicas y de Agua Potable.

“En 2018, por no tomar en cuenta los estudios arqueológi­cos previos, un trabajo de la Epmaps afectó una zona de trabajo. No nos oponemos a las obras, pero queremos que se tome en cuenta el catastro, sobre todo las zonas de alta sensibilid­ad arqueológi­ca previo a cualquier remoción de suelos para no afectar el patrimonio que ahí se encuentra”, comentó.

En el mapa se establecen áreas de Cumbayá, Pifo y Guayllabam­ba, pero también se planifica trabajar con otros sectores, entre ellos las parroquias que conforman la mancomunid­ad del Chocó Andino, entre las que están Nanegal, Nanegalito y Calacalí. Según datos del IMP, el área tendría importanci­a arqueológi­ca que debe protegerse ante el ingreso de proyectos extractivi­stas.

EL DATO

Catastro. En el informe preliminar, el IMP delineó zonas de sensibilid­ad arqueológi­ca en Pifo, Guayllabam­ba y la mancomunid­ad del Chocó Andino.

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CORTESÍA Hallazgos. Huesos, cerámicas y conchas se encontraro­n en la zona destinada para el alcantaril­lado. Se cree que son del periodo de Desarrollo Regional,
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