El lodo aún es el camino en el interior de Guayas
Los caminos que conectan a cinco recintos con la cabecera cantonal están llenos de baches, lodo y agua ❚ La movilidad y el trabajo están afectados
La red vial que conecta a Daule con cinco de sus recintos afronta un nuevo invierno sin asfaltado y con complicaciones.
Con las lluvias de las últimas horas el estado en el que han quedado los caminos que conducen a los recintos Julio Rivas, Yurima, Sabana Grande, La Clemencia y Las Playas, del cantón Daule, es deplorable. Hay huecos, unos enormes que se repletan de agua y polvo que se ha transformado en lodo.
El conductor Alberto Quinto, habitante del recinto Julio Rivas, ayer hacía malabares para intentar no caer a la cuneta de la vía Los Quemados, que hoy es difícil incluso de divisar por la cantidad de agua que tiene.
Quinto se queja de que todos los años tenga que vivir lo mismo en esta época. “El mantenimiento y regeneración de las vías no se dan nunca. Somos alrededor de 600 familias las que vivimos en estos cinco recintos, y todos tenemos que ir hasta la parroquia Laurel o la cabecera cantonal a abastecernos. ¿Se imagina lo que implica para nosotros recorrer esas vías”. Es una pesadilla, aseguró.
Una molestia eterna de la que, coincidieron los consultados, no existe ni siquiera la promesa por parte de la Prefectura del Guayas, a cargo de los trabajos en estas vías, de solucionarla.
Ariana Mora, residente del recinto Yurima, dice estar harta de que en ninguna administración se haya intentado hacer algo. Son alrededor de cuatro kilómetros los que están directamente afectados. Y frente a ello, admite, se limita solo a esperar a que el invierno no sea tan devastador como para llevarse incluso parte de la vía.
En el sector, la molestia es tal que ni siquiera las motos y tricimotos que funcionan como taxis quieren hacer una carrera. “Nadie quiere llevar a los pasajeros a localidades como Julio Rivas y La Clemencia, cuyos tramos son los más afectados. Sus vehículos se quedan en medio de las vías, hundidos en los baches y con fango en todo lado. Y ante la falta de trabajo, los conductores se ven obligados a vender sus animales de granja, que en la mayoría son para su consumo, para intentar obtener algo de dinero”, relató Geovanny Morán, habitante.
Pero en La Clemencia, a las familias no les preocupan únicamente los baches, sino el río Pula, que con las lluvias tiende a crecer hasta desbordarse, dejando también incomunicada a la población por días.
“Esta es una problemática que tampoco ha sido tomada en cuenta. Es lo mismo de siempre. Los funcionarios pretenden que nos acostumbremos a vivir así, pero no, no queremos”, sentenció Kristel Morejón, moradora de la localidad.
Frente a esta situación, EXPRESO solicitó a la Prefectura el plan de acciones que prevé ejecutar en el lugar, respecto a las vías y el río, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta. Este Diario cuestionó si está entre los planes inmediatos hacer trabajos de, por ejemplo, bacheo para aplacar en algo las quejas, pero no hubo reacción al respecto.
Por su parte Cira Ronquillo, presidenta del Gobierno Parroquia de El Laurel, una de las zonas afectadas, señaló que se ha reunido con los representantes de la Prefectura para darles a conocer, de cerca, el problema. “Tras una reunión, los técnicos de esta entidad me manifestaron que la reconformación de los caminos vecinales se la hará en el primer semestre de este año”, manifestó.
Sin embargo esta respuesta no convence a la población, que asegura que, de ejecutarse los trabajos después del invierno, las afectaciones en este 2021 serán graves.
EL DETALLE
Necesidad. Por la pandemia, los habitantes claman ayuda. Tener vías en buen estado facilitará la movilidad de quienes buscan atención médica en la cabecera cantonal.
La llegada del invierno es buena para la siembra de la cosecha de arroz, pero no para los caminos vecinales de Daule. Aquí siempre nos hemos visto gravemente afectados.
Salir a realizar las diligencias a Daule, sus parroquias u otros cantones del Guayas, es un suplicio diario. Te vas limpio, pero regresas enlodado y con el vehículo dañado. Pasa siempre.