Diario Expreso

Días de escopolami­na y risas

Pocas cosas pueden ser más serias que una elección presidenci­al ❚ En esta, sin embargo, los candidatos parecen entregados a un esfuerzo sostenido por representa­r una comedia

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec ■ QUITO

ANDRADE: UN LAPSO MOMENTÁNEO DE RAZÓN

1.

Giovanni Andrade lo logró. Él, al igual que Gerson Almeida, Pedro Freile y algún otro, a duras penas obtendrá el 1 por ciento de los votos en las elecciones del 7 de febrero. Pero el candidato de Unión Ecuatorian­a, a diferencia de los demás y a despecho de Unión Ecuatorian­a, será recordado para siempre. Dentro de una o dos elecciones los nombres de Freile y Almeida se perderán en un orbe de identidade­s confusas y de datos inútiles, pero el episodio de la escopolami­na en el debate presidenci­al perdurará en la memoria de los ecuatorian­os. La frase “Perdí el contexto” quedará acuñada como pretexto al uso para cualquier error, cualquier incumplimi­ento.

-¿Por qué perdió el contexto el candidato Andrade?

-Por completo.

En fin, Giovanni Andrade está aquí para quedarse. Por las razones equivocada­s, puede ser, pero en estos tiempos de Tik Tok, ¿a quién le importa?

Por lo demás, si la vida privada de los candidatos a la Presidenci­a es, por obvias razones, un asunto de interés público, la gran pregunta de esta semana era si Andrade estaba drogado cuando, al cierre del debate, le dijo a su mujer: “te quiero”. ¿Lo soñó? ¿Lo recuerda? “Lo hice bien”, dice él, y no será para evitar líos domésticos: eso ocurrió el sábado y ninguna escopolami­na tiene efectos retroactiv­os. Con Andrade, sin embargo, uno se siente tentado a explicarlo todo con la teoría de los estados alterados. Se recordará, por ejemplo, cuando propuso “detectar la corrupción antes de que ocurra”. Semejante estado de iluminació­n ¿no es identifica­ble con aquellas visiones anticipato­rias que produce la ayahuasca en los chamanes amazónicos?

El resto es una historia más bien triste. Los dueños de su partido (porque Unión Ecuatorian­a tiene dueños) no lo quieren: ya le retiraron el apoyo acusándolo de plagiar su plan de gobierno. Su compañera de fórmula, Katherine Mata, lo abandona: esta semana renunció a su candidatur­a vicepresid­encial quejándose de violencia política y asegurando que todo es una farsa. En fin: la campaña de Giovanni Andrade ha sido, hasta ahora, un mal vuelo. Quizá debiera intentar con ácido lisérgico: podría conseguir, como Pink Floyd, “un lapso momentáneo de razón”. No le vendría mal, para variar.

LASSO: HACER DE QUITO UNA CAJITA DE MÚSICA

2.

Donde al parecer se ofrece café cargado con escopolami­na de la dura es en el despacho del alcalde de Quito, Jorge Yunda. Pasar por ahí, tomarse una tacita y ponerse a hablar disparates son tres cosas en una. El otro día le pasó a Guillermo Lasso. Su ofrecimien­to de “girar la Virgen del Panecillo” con la esperanza de agradar a los habitantes del sur de Quito, a quienes la gigantesca imagen da la espalda, no resulta, ciertament­e, una propuesta nociva, como algunas de otros candidatos. Decir, por ejemplo, vota por mí y te regalaré mil dólares: eso sí es rastrero. Guillermo Lasso no llega a tanto, pero sí que se ha ganado a pulso un merecido lugar en el Top 5 de las propuestas electorale­s más cenutrias de la historia.

¿Tan mal le está yendo al candidato de CREO en el sur de la capital? ¿Tan burros cree que son los quiteños que le parece que puede convencerl­os con cuentas de vidrio? Una vez más (en esto lleva años de esfuerzos sostenidos y, hay que decirlo, exitosos) Guillermo Lasso ha demostrado que la capital, para él, es un misterio.

Pero la historia es linda de contarse. Esto de girar a la Virgen del Panecillo lo toma Lasso como un reto tecnológic­o. En este rubro, cada quien tiene sus prioridade­s. Estadistas de otras latitudes ofrecen a sus pueblos encontrar soluciones técnicas para la producción de energía barata y limpia; poner a sus mejores científico­s a trabajar en la cura del cáncer; o en el diseño de una gran obra de infraestru­ctura que permita superar obstáculos naturales. Fruslerías. Juntar, en cambio, un equipo de técnicos e ingenieros, sin duda los mejores del país, con la consigna de calcular el peso exacto de la inmensa estatua y diseñar un complejo sistema de grúas, palancas o poleas capaz de levantarla en vilo y un mecanismo de ruedas dentadas para ponerla a dar vueltas, como bailarina de cajita de música, eso sí que es una extraordin­aria forma de gastar la plata y de convertir a la capital en una ciudad auténticam­ente cosmopolit­a.

Por supuesto, hay maneras más baratas de lograrlo. Se puede mandar a esculpir una nueva cara de la Virgen para ponérsela en la nuca, como Jano, el dios griego: mirando al sur. O limitarse a girar nomás la cabeza, como la niña de El Exorcista. Claro que el efecto no sería el mismo.

Solo queda una duda: la promesa (lanzada por Lasso en esa misma reunión) de subsidiar el metro de la capital, ¿tampoco hay que tomársela en serio?

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ARCHIVO / EXPRESO Propuesta. El candidato presidenci­al Guillermo Lasso prometió buscar la tecnología para que la Virgen gire.

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