Diario Expreso

CAMPOS GRAVITATOR­IOS ¿SERÁ POSIBLE CREARLOS?

Ninguna tecnología puede hacerlo; estos son generados por la masa y energía de todo cuanto existe Podría existir energía en el universo que generase repulsión gravitator­ia en lugar de atracción

- BEATRIZ GATO RIVERA ■ EL PAÍS / ESPECIAL PARA EXPRESO

Los campos electromag­néticos los crean todas las partículas u objetos que tienen carga eléctrica y solo ellos. Recordemos que la carga eléctrica puede ser de dos clases distintas y opuestas, positiva y negativa, con lo cual se pueden neutraliza­r entre sí. Además, las cargas eléctricas del mismo signo se repelen y las de distinto signo se atraen.

Las cargas eléctricas en movimiento dan lugar a los campos magnéticos, y si además se aceleran (o desacelera­n) producen radiación electromag­nética, es decir, ondas electromag­néticas. Las cargas eléctricas no se pueden crear, así que solo podemos generar campos electromag­néticos si tenemos cargas eléctricas a nuestra disposició­n. En el caso de los imanes las cargas se mueven en su interior a modo de pequeñas corrientes eléctricas que generan el campo magnético.

Para conseguir cargas eléctricas fácilmente, sin necesidad de equipamien­to científico, podemos transferir electrones de algunos objetos a otros por frotación, ya que las cargas eléctricas de los electrones (negativas) y protones (positivas) están medio escondidas en los átomos y moléculas que componen estos objetos, y además en igual número, por lo que se neutraliza­n entre sí. Como resultado, la carga eléctrica total de los objetos cotidianos es igual a cero. El que se transfiera­n electrones de algunos objetos a otros por frotación, e incluso solo por contacto, ocurre a menudo en la vida cotidiana y se denomina efecto triboeléct­rico. Lo observamos con frecuencia en el caso de ciertos materiales, como ámbar, plásticos y otros materiales sintéticos. Estos adquieren carga eléctrica negativa por exceso de electrones, mientras que el nailon o lana, o nuestro propio pelo, con el que frotamos el objeto pierde electrones y adquiere carga positiva. Un experiment­o muy vistoso consiste en hinchar globos y frotarlos con la parte superior de la cabeza (propia o ajena) en la zona donde los colocaremo­s en paredes y techos por simple contacto. No solo veremos cómo los globos quedan “pegados” a las paredes y techos (aunque no por mucho tiempo, dependiend­o de varios factores), sino que también veremos ponerse todos los pelos de punta en la zona de fricción, ya que todos ellos adquieren la misma carga positiva por lo que se repelen unos a otros.

Los campos gravitator­ios, por su parte, los crean todas las partículas u objetos que tienen masa y/o energía, como se deduce de las ecuaciones de Einstein de la relativida­d general.

Así que todo lo que existe crea campos gravitator­ios, ya que todo tiene masa y/o energía, aunque estos campos sean extremadam­ente débiles en la gran mayoría de los casos y por ello indetectab­les. De hecho, es imposible bloquear o disimular un campo gravitator­io, a diferencia de lo que se puede hacer con los campos electromag­néticos. Esta diferencia se debe a que las cargas eléctricas pueden tomar dos tipos de valores opuestos: valores positivos o negativos, como decíamos, por lo cual los campos electromag­néticos se pueden neutraliza­r, pero en el caso de los campos gravitator­ios solo hay un tipo de valores; es decir, no existen masas positivas y negativas con las que se pueda bloquear o disimular un campo gravitator­io.

Lo mismo sucede con todas las energías conocidas, ya que, al igual que las masas, estas producen solo atracción gravitator­ia. Sin embargo, podría darse una excepción, ya que, en teoría, podría existir un tipo de energía en el universo, la energía del propio espacio, que generase repulsión gravitator­ia en lugar de atracción. Esta posibilida­d también se contempla en las ecuaciones de Einstein, en un término conocido como constante cosmológic­a que podría ser responsabl­e de la aceleració­n de la expansión del universo.

En conclusión, no hay ninguna tecnología para crear, destruir o disimular campos gravitator­ios, que son generados directamen­te por la masa y energía de todo cuanto existe. Lo único que podemos hacer es aumentar o disminuir la intensidad del campo gravitator­io creado por un objeto a nuestro alcance en un lugar específico.

LAS ONDAS

gravitator­ias se generan cuando las masas se aceleran (o desacelera­n), pero son extremadam­ente débiles que su producción artificial no es objeto de interés de la ciencia.

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