Baño de masas para Palmeiras en Sao Paulo pese a las restricciones por la pandemia
■ El Palmeiras no esperó y después de la conquista, el sábado en Río de Janeiro, del título de la Copa Libertadores embarcó casi de inmediato para Sao Paulo, donde fue recibido ayer por la afición, que, haciendo caso omiso a las restricciones impuestas por la pandemia, arropó a sus ídolos.
Centenares de seguidores, la mayoría sin mascarillas de protección, se aglomeraron en las afueras del estadio Allianz Parque, la casa del nuevo rey de América, que con un agónico gol de cabeza, en el tiempo añadido, del reserva Breno Lopes venció por 1-0 al también paulista Santos.
Aunque el equipo desistió por razones sanitarias de una celebración con un concierto sobre un gigantesco camión de sonido, como se acostumbra en las calles durante el carnaval y pretendía hacerlo la Mancha Verde, su principal barra brava, no fue posible impedir el desbordamiento de los hinchas.
El confinamiento rígido los fines de semana decretado en Sao Paulo, el epicentro de la pandemia en Brasil, ni el estado de emergencia en fase roja por el aumento de los casos y muertes relacionadas a la COVID-19, impidió que los hinchas se congregaran desde la mañana del sábado para esperar el partido y luego celebrar el ansiado título.
Desde su llegada al aeropuerto y durante su trayecto hasta el Allianz Parque, el técnico portugués Abel Ferreira, que conquistó su primera estrella en su corta carrera como entrenador, y los jugadores recibieron un baño de masas.
Una caravana de automóviles, con banderas y pitos, escoltó el autobús del campeón de América y despertó la algarabía por donde pasaba hasta su llegada al barrio de Barra Funda, en la zona occidental de la mayor ciudad suramericana.
21 AÑOS
pasaron para que Palmieras conquiste su segunda Libertadores. La primera fue en 1999 ante el Deportivo Cali.