Diario Expreso

MASTRIANI, UN CAZADOR DE ESPACIOS

- Roberto Bonafont @robertobon­afont

Amparado en la elegancia diferente, los movimiento­s estrictos, la cabeza arriba; amarrado a la gambeta sensible y profunda. El grito frecuente de gol, más por talento que por obsesión. La contención trata de anularlo con fuerza y urgencia. Obedeciend­o a la consigna de no regalarle un metro. Mastriani tiene paciencia de pescador, rapidez en pique corto y frialdad de cirujano. Es tal en su confianza que basta que reciba la pelota en el área para oírle decir: “¡Grítenlo!” se refiere al gol que va a embocar un segundo después.

La hoja de ruta está definida, pica hacia el gol; cuando pisa los últimos metros desacelera, y después elige, o al revés, cuando la marca espera el último freno, Mastriani aligera con potencia desaforada. En otras juega abierto, con la mente puesta en la creación. Define de segunda; no remata de primera intención cuando enfrenta al portero, amaga, lo obliga a jugarse, y cuando lo desequilib­ra, busca la red.

Jugador liviano que pesa en zona caliente. Los espectador­es lo buscan con los ojos y los compañeros con el balón. En el área prevalece más la astucia que la fuerza, se requiere serenidad, apuntar al primer palo arriba o al segundo palo abajo. Son los puntos débiles de un arquero, cuando el delantero entra por los costados. El talento necesita de otros talentos para tener armonía. El método de ataque canario se basa en las rotaciones o cambios de puestos, con ello se busca provocar el desorden del bloque defensivo rival, para luego explotar las brechas creadas.

Jugar el balón rápido, con las líneas juntas, requiere más un esfuerzo mental que físico. Recuperar balones en campo adversario no es sinónimo de correr sin límites, sino correr lo justo hacia atrás para después hacerlo hacia delante. Así se desgasta menos de lo que parece. El balón ha de pasar por los mediocampi­stas para que todo tenga sentido y se ordene. Cuantos más toques le dan al balón, más juntos juegan y están todos en su sitio, por lo que si pierden la pelota, es difícil que les hagan contraataq­ues. La posesión alta es la base para defender bien y atacar mejor. Cada pase, cada movimiento tiene un sentido si se finaliza la jugada, se obliga al adversario a sacar del medio, portería o banda, y el equipo canario se reorganiza. El nueve no vive en el área, tiene un punto de espera retrasado forzando el error rival de ahí saca ventaja. Un buen pase para Mastriani es como activar una caja de truenos. Los goles los ve un rato antes de que empiecen a existir.

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