Lo que no nace, no crece, ni subsistirá
Lo que no nace, no crece ni llegará a subsistir, la abundancia decrece pa’ volver a resurgir.
Bien lo decía Nazario poco antes de morir, ahora sí quiero vivir siendo octogenario. Hojas del calendario volaron sin resistir, aquel registro diario ¡cómo! lo hizo sufrir. Llegando a presentir que la muerte vendría, poniéndose a discernir pensares de sabiduría.
El sol cuando amanece tiene su hora de brillar, ya en la tarde acontece su fulgor viene a mermar.
Igual la mente del hombre si no tiene iluminación, compadre no se asombre él andará en confusión. Sentenciaba el Redentor: Ciego que guía a un ciego, igual que ilustrado lego será pésimo orientador. Conocí a embaucador cazador de fina presa, tenía pinta er timador además de fortaleza. En cuestiones del amor hacía sagrada promesa, Juan Tenorio burlador a más de una embelesa.
Ofertándoles casorio jue robando la pureza, profanador Juan Tenorio daba fama de grandeza. Hubo cierta autoridad en este manso poblado, con rebosada locuacidad y me dejó anonadado.
Imitó a García Moreno usó látigo flagelador, otras veces era bueno alegre y conciliador. Fue más bravo que Alfaro con pintura de dictador, después de tiempo pasado resultó ser sableador. Quien se creyó gavilán mirada que aguijona, alistado picoteará a presa que aprisiona.
El gentío bullanguero bien aleccionado era, asistía tempranero el sábado a la gallera. Indómito gallo de pelea mandó en su gallinero, mas ahora ni cacarea se le apagó el guargüero. En el ruedo parecía fiero afilaba agudas espuelas, ganaba en todo torneo a base de triquiñuelas.