Diario Expreso

Remedios caseros salvan de COVID-19 a todo un pueblo

En las comunidade­s no presentan contagio, por el uso de sus chacras nativas ❚ Las familias utilizan el tallo de ajo y jengibre, secretos que les brindan protección

- ROCÍO MEDINA OROBIO medinar@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Amedida que la COVID19 se propaga por el mundo, en las comunidade­s de la provincia de Napo, el virus ha podido ser controlado. Uno de estos pueblos es Pumarrumi, una localidad de la parroquia Tálag, en el cantón Tena.

Sus cerca de 500 habitantes no cuenta con infectados por la pandemia. Cuando algo los enferma, no buscan los subcentros de salud, ni los hospitales, tienen la sanación en los patios traseros o jardines de sus hogares, salpicados de plantas curativas de la selva amazónica.

Cada familia utiliza hojas y raíces varias, sazonado con el tallo del ajo y jengibre, secretos que los aplican de generación en generación, que les brinda protección ante síntomas respirator­ios u otros malestares.

Gabriel Guallo aprendió de sus abuelos el conocimien­to del uso de las plantas. Sus antepasado­s trabajaron toda la vida con una farmacia natural que tenían sembrada en su chacra, en la zona rural de Shigua Cocha, una comunidad del cantón Tena.

Desde los 10 años, Guallo conoció los secretos sanadores de la selva. Recuerda que su abuela le decía que vaya a los sembríos a recoger yerbas nativas para el dolor de los huesos: ‘chury apairy anbira’, en quickwa (significa, traiga la medicina). Él se iba y recogía el medicament­o natural. “Desde aquella edad ya conocía cuál era para cada malestar, recogía hojas de papaya chini, (la ortiga)”, dice el naturista y guía turístico.

Tiene un terreno de 4 hectáreas, donde tiene sembradas variedades de plantas curativas, entre ellas un árbol frondoso -lustunda muyu- que da una fruta milagrosa para los procesos gripales. “Con esto estoy aplicando todo lo que aprendí de mis antepasado­s para ayudar a las comunidade­s, especialme­nte en este tiempo de pandemia”. Asegura tener controlado­s los síntomas gripales y así evitar que su localidad se contagie de la COVID-19.

Según Édison Jibango, habitante de la localidad Papanco, es preocupant­e cómo en las ciudades hay muchos contagios. No consumen productos naturales, “mientras que nosotros no tenemos ese problema. Aquí usamos mascarilla­s por respeto a las autoridade­s, mas no porque haya contagiado­s”, dice el comunero.

“La llamo la planta de la vida porque me salvó de esta enfermedad mortal e impidió que me hospitalic­en a mi familia y a mí, desde ese momento comparto esta medicina con quienes me la solicitan”, indicó el conocedor de la medicina.

“Yo he probado esta medicina y muchas personas más, contiene aparte de agua, varias plantas medicinale­s, que han fortalecid­o nuestro sistema inmunológi­co que nos han sanaron y ahora gracias a Dios, estamos bien”, manifestó Leonardo Costa, habitante de la localidad.

Narcisa Cando es otra de las testigos de las bondades del llustunda Muyu, ella se enfermó por un mes con los síntomas de la COVID 19 y fue la receta natural que logró recuperarl­a y levantarla. Ella es oriunda de Ambato y desde su mejoría envía estas pócimas a toda su familia.

La parroquia Tálag, del cantón Tena, tiene comunidade­s como Anzu La Victoria, Naranjito, Pío Culin, Pilayacu, Nueva Jerusalén, Limón Chica, Zapallo, Trece de Abril, San Pablo, Bajos Talag, San Carlos, Las Palmas. Los habitantes de estos territorio­s que se mantienen con el uso de la medicina natural provienen de las etnias Kichwas, Tagaeres, Shuar, Taromenane­s, Secoyas, Sionas y mestizos que han aprendido el uso de las plantas nativas, entre otras culturas de la Amazonía.

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