Diario Expreso

Madurado bajo el sol naciente

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Hay fechas difíciles de olvidar. Si no que se lo pregunten a los aficionado­s al whisky japonés, que guardan con especial afecto la de febrero de 2001. Aquel mes, la historia dio un vuelco e hizo una de las suyas; el mensual Whisky Magazine congregó a 62 expertos en Edimburgo, Kentucky y Japón para selecciona­r, entre 293 de estos destilados, los mejores del mundo.

Entre los whiskys que competían había algunos de los más selectos bourbon y scotch que el paladar humano había tenido la oportunida­d de probar. Sin embargo, contra todo pronóstico, aquella cata a ciegas dio como ganadores a dos whiskys japoneses. El vencedor absoluto fue un Yoichi Single Cast de 10 años, de Nikka. Y el segundo puesto, curiosamen­te, fue a parar a sus rivales, Suntory, y a un destilado de 21 años, Hibiki. Aquel best of the best fue el primer reflejo de los gustos e intereses que imperarían en los años siguientes. Stefan Van Eycken, autor de Whisky Rising, lo describe, no sin cierta ironía, como “un efecto bola de nieve”.

En dos décadas, el mercado del whisky japonés -importado, copiado y mejorado hace un siglo del de Escocia- ha implosiona­do de tal manera que nadie es capaz de vaticinar hacia dónde nos dirigimos. Drinks&co, una de las tiendas online de referencia, da un dato: entre julio y noviembre de 2020 las ventas por país de origen han sido de un 54% para Escocia y de un 19% para Japón, quedando atrás Estados Unidos, con solo un 6%.

“Es, sin lugar a dudas, el mayor competidor en calidad. Aunque no en cantidad”, explica Ximena Cervantes, brand ambassador de la firma escocesa Dewar’s. Además, el desabastec­imiento de los elixires de mayor añada es algo más que una realidad. “Este año pedimos varias botellas y nos enviaron 18 de 17 años y 3 de 21. Todas volaron en menos de tres días”. Quien habla es Laura Durán, la representa­nte de Nikka en España, distribuid­o por Bodegas Torres. Su precio tampoco es menor.

¿Pero qué tienen de especial y de diferente? “Lo que más me sorprende es su delicadeza en nariz y las notas de incienso que le imprime el roble de Mizunara, empleado para sus barricas”, opina Cervantes.

En España ha comenzado a populariza­rse el disfrutarl­o con agua mineral o en formato highball, es decir, en vaso alto y con soda, una tendencia importada de Japón. “Lo servimos en una cristalerí­a especial de Kimura”, sugiere Alberto Fernández, detrás de la barra del restaurant­e madrileño Saddle, con una selección de 15 whiskys japoneses en su carta de 300. “Venimos de un perfil muy clásico y todavía hay un 90% de nuestros clientes que no los conocen”. En la cultura nipona se les podría dedicar un término: ikigai, que significa “tener una razón para vivir”.

478 DÓLARES

es el valor de un Taketsuru 21 Pure Malt vale. Mientras un Dewar’s 21, creado en las Highlands, está en los 71 dólares.

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EL PAÍS Variedad. De izquierda a derecha, cuatro tipos distintos de destilados nipones.

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