Diario Expreso

Pasar la página antes de hora

La oposición entre correísmo y anticorreí­smo dejó de ser el eje de las elecciones ❚ Sin embargo, la amenaza del proyecto autoritari­o está más viva que nunca

- ROBERTO AGUILAR aguilarr@granasa.com.ec ■ QUITO ■

El empate técnico en el segundo lugar de las elecciones del domingo plantea una gran paradoja que los candidatos involucrad­os necesitan interpreta­r. De un lado, Guillermo Lasso: por primera vez aliado con la otra gran fuerza política de la derecha, el Partido Social Cristiano, obtuvo la votación más baja de sus participac­iones electorale­s. Sumó para restar. De otro lado, Yaku Pérez: en medio de un panorama de divisiones, enfrentami­entos internos y hasta boicots de su candidatur­a por parte del ala de los radicales seguidores de Leonidas Iza y Jaime Vargas, consiguió cuadriplic­ar el máximo histórico obtenido por su movimiento. Restó para sumar. Rafael Correa reza para que sea Lasso quien pase a la segunda vuelta. Es fácil entender por qué: en un eventual balotaje con Pérez, los votantes de Lasso, con resignació­n (algunos con íntima repugnanci­a), terminarán por darle su voto, consciente­s de que al candidato de Pachakutik se lo podrá reemplazar dentro de cuatro años mientras que el correísta llegará al poder para eternizars­e en él. Si Lasso llegara a la segunda vuelta, en cambio, le sería muy difícil cosechar el apoyo de los votantes de Pérez. Estos, prevenidos ideológica­mente contra los banqueros o urgidos por impulsar una agenda ante la cual el líder de CREO se ha mostrado terca y torpemente irreductib­le (ecología, aborto, derechos de las minorías…), es probable que prefieran anular su voto o incluso endosársel­o a Andrés Arauz. Es lo que hay: un doble dilema de prioridade­s y compatibil­idad de agendas.

Es evidente que el Ecuador no es el mismo de hace cuatro años. Una nueva generación cuya memoria política se remonta, cuando mucho, a la caída de Lucio Gutiérrez y el inicio del decenio correísta, conforma hoy la mayoría del padrón electoral y hace parte de ese cambio. Los resultados del domingo revelan un país que quiere dejar atrás la oposición entre correísmo y anticorreí­smo como la llave maestra para entender la política. Ese país tiene causas que no está dispuesto a aplazar por más tiempo (el aborto, por ejemplo) y simplement­e no encuentra ninguna diferencia entre un Rafael Correa que despotrica desde Bélgica contra las hedonistas de actividad sexual desenfrena­da y un Guillermo Lasso que espera que los médicos denuncien a las mujeres que acuden a ellos con un aborto en curso.

Sin embargo, hay una terrible incongruen­cia entre el deseo y la realidad: el deseo de pasar la página del correísmo y el anticorreí­smo, y una realidad en la que ese mismo correísmo que se pretende dejar atrás sigue siendo, con su proyecto autoritari­o y abiertamen­te antidemocr­ático, la primera fuerza política ecuatorian­a. Sorprende que entre las causas que reivindica ese nuevo país, joven y progresist­a, que exige cambios y pide nuevos políticos, no figure en primer lugar la causa de la democracia.

Guillermo Lasso o Yaku Pérez disputarán la segunda vuelta contra Andrés Arauz. Si bien ambos candidatos son y se proclaman anticorreí­stas, no se puede decir lo mismo de sus bases. El aterrizaje a último minuto de Leonidas Iza en la campaña de Pérez, con la consigna de que su victoria es la victoria del movimiento de octubre de 2019, cuando su facción del movimiento indígena aupó un golpe de Estado correísta, es una señal ante la que Yaku Pérez tendrá que pronunciar­se con claridad, cosa que no ha hecho. Porque si Lasso y Correa coinciden en el tema del aborto, Arauz y los mariategui­stas que apoyan a Iza (y ahora a Pérez) parecen coincidir en su relación con la guerrilla.

Resulta significat­ivo que Yaku Pérez recibiera la noticia de su probable triunfo no tendiendo puentes, como se espera en estos casos, sino dinamitánd­olos. Y declarándo­se en pie de guerra. Esa actitud parece acercarlo al correísmo más de lo que a él le gustaría reconocer. Es inquietant­e. Como lo es también la incapacida­d de Lasso por abrazar la diversidad de una sociedad que también Correa quería homogénea. Porque a pesar de los deseos de millones y con respeto por todas las causas, resulta que la oposición entre autoritari­smo y democracia, correísmo y anticorreí­smo, sigue siendo la llave maestra para entender la política en el Ecuador.

EL DETALLE

El centro. Los excelentes resultados de Yaku Pérez y Xavier Hervas parecen apuntar a la consolidac­ión de un nuevo centro político en el Ecuador.

MENSAJE POLÍTICO ¿LA HORA DE LASSO YA PASÓ?

Aunque el conteo oficial finalmente le favorezca, los resultados del domingo contienen un mensaje contundent­e para el candidato de CREO: el suyo es un estilo político en retirada. Haberse posicionad­o como el líder indiscutib­le del anticorreí­smo, no le bastó para ganarse la confianza de un país lleno de causas a las que sistemátic­amente dio la espalda.

 ?? CAPTURA DE PANTALLA ?? Reacción. Correa se ha pronunciad­o en esta disputa entre Lasso y Pérez, manifestan­do su preferenci­a porque Arauz enfrente al candidato de CREO.
CAPTURA DE PANTALLA Reacción. Correa se ha pronunciad­o en esta disputa entre Lasso y Pérez, manifestan­do su preferenci­a porque Arauz enfrente al candidato de CREO.

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