Diario Expreso

Flores: en Nueva York se secan las de tela; en Ecuador viven ‘online’

Una sola fábrica de este elemento decorativo queda en Nueva York. A pesar de la pandemia, M&S Schmalberg ha podido mantenerse a flote

- HELEN COOK EFE ■ NUEVA YORK

El viento sopla de frente y en contra para las flores en Estados Unidos. Para Ecuador es el principal cliente, sobre todo, en San Valentín. Este año, el gremio nacional sobrellevó la pandemia con ventas ‘online’. En Nueva York, en cambio, el arte de crear flores de tela se extingue. Solo queda un taller.

Aunque la industria de las flores de tela vivió un increíble auge a principios del siglo XX en Estados Unidos, cuando eran ampliament­e utilizadas en vestidos y sombreros, ahora queda una sola fábrica de este elemento decorativo en Nueva York, que sobrevive en pleno corazón del Distrito de la Moda de Manhattan utilizando muchas de las técnicas implementa­das hace más de 100 años.

“Cuando comenzó esta empresa, había muchas manufactur­eras haciendo flores, y todo el Distrito de la Moda era un lugar próspero. Las cosas eran muy diferentes entonces”, cuenta frente a decenas de hileras de pétalos Adam Brand, la cuarta generación de una misma familia que ha conseguido mantener a flote M&S Schmalberg, fundada hace más de un siglo.

Amable y hablador, Brand muestra orgulloso las sencillas piezas de maquinaria de la pequeña fábrica que se compraron cuando se inició el negocio hace más de un siglo y con las que siguen elaborando las coloridas y voluminosa­s flores que venden a prestigios­os diseñadore­s de moda, compañías de baile o productora­s de cine.

Enormes estantería­s albergan cientos de pesados sellos con los contornos de todo tipo de flores y de tamaños, con los que se cortan los pétalos a los que luego dan forma moldes de acero, que llegan a pesar 30 kilos, ayudados por el calor de la lumbre. Después, media docena de trabajador­as manipulan los pétalos de seda, terciopelo o cuero para obtener margaritas, lirios o rosas con una maestría adquirida tras más de 30 años de experienci­a en la empresa.

Pese a tener importante­s clientes, el volumen de negocio es muy inferior a cuando M&S Schmalberg fue fundada en 1916 por el tío-bisabuelo de Brand, cuando Nueva York era considerad­a uno de los centros mundiales de la producción de flores artificial­es, compitiend­o en volumen y calidad con el mismísimo París.

Por aquel entonces, la Gran Manzana contaba con unas 150 fábricas y cerca de 3.300 trabajador­es que se dedicaban a la producción de flores artificial­es y plumas, populares elementos con los que las mujeres de la época embellecía­n sus vestidos y sombreros.

Con el paso del tiempo y el consecuent­e cambio en gustos, las flores de tela cada vez eran menos codiciadas, con lo que la demanda empezó a desinflars­e, pero fue el tsunami “Made in China” (Hecho en China) lo que realmente acabó con la industria, cuenta Brand.

“Hace unos 25 o 30 años comenzó el movimiento ‘Made in China’, cuando realmente se empezó a presionar para hacer las cosas de manera barata y en el extranjero”, señala el responsabl­e del negocio, que apunta a que, además, las grandes cadenas de moda comenzaron a pedir muestras solo para copiar el diseño y producir sus propios ejemplares.

“Recuerdo escuchar historias de mi padre y mi tía, de que venían diseñadore­s a la tienda y nos hacían crear nuevos estilos y luego no sabíamos nada de ellos. Y después cuando mi padre paseaba por tiendas veía copias de lo que habíamos creado”, explica el joven empresario.

Las canas han llevado a los responsabl­es de la compañía a entender que “las cosas ahora son así”, y que la solución está en cobrar más dinero por muestras a ese tipo de clientes: “Tenemos que mantener el negocio”, razona.

La moda, sin embargo, no es su único nicho de mercado, aunque sí uno de los más importante­s, porque sus flores acaban en diseños de Vera Wang, Oscar de la Renta o Marchesa, en la popular pasarela de Victoria’s Secret y en vestidos de gala que Drew Barrymore, Anne Hathaway o Scarlet Johannson lucen en la alfombra roja.

El cine y la televisión también les reportan importante­s beneficios, y sus creaciones han aparecido en los últimos años en películas como “Crazy Rich Asians (Locamente millonario­s)” y en programas de televisión como “La maravillos­a Sra. Maisel”. Y además, algunas de las institucio­nes culturales más prestigios­as, como el Ballet de Nueva York, la Metropolit­an Ópera, o la Ópera Australia también cuentan con sus flores para sus escenarios y trajes.

Las últimas décadas han sido complicada­s por los cambios en el sector, pero a ello se ha unido recienteme­nte el omnipresen­te coronaviru­s, que ha impedido la celebració­n de un buen número de pasarelas, ha paralizado rodajes de series y películas, y ha forzado al teatro y la ópera a bajar el telón.

Aun así, M&S Schmalberg, que tiene una importante presencia en las redes, es optimista y ve un futuro repleto de éxito. “Creo que todo es cíclico. Hubo un momento en el que se quería que todo fuera barato, (...) ir a cualquier sitio donde se haga barato, sin importar las condicione­s de empleo, los salarios, las medidas de seguridad. Y creo que ahora estamos tendiendo a volver a aprender cómo se hacen las cosas, saber de dónde viene la camisa que llevo, y las zapatillas y las flores”, asevera Brand.

Además, la vuelta a la normalidad después de la pandemia, vaticina, va a traer una explosión de exuberanci­a y opulencia acompañada, por supuesto, de un gran número de flores.

OTROS PAÍSES

Los países orientales son los principale­s fabricante­s de flores de tela, y han desarrolla­do una industria, que genera un voluminoso ingreso de divisas por exportacio­nes.

 ?? JUSTIN LANE / EFE ??
JUSTIN LANE / EFE
 ?? JUSTIN LANE / EFE ?? Garment. Empleados de M&S Schmalberg trabajan en el montaje
de flores artificial­es individual­es en la fábrica de la empresa.
JUSTIN LANE / EFE Garment. Empleados de M&S Schmalberg trabajan en el montaje de flores artificial­es individual­es en la fábrica de la empresa.
 ?? JUSTIN LANE / EXPRESO ?? Nueva York. Adam Brand, en el almacén, en el distrito Garment.
JUSTIN LANE / EXPRESO Nueva York. Adam Brand, en el almacén, en el distrito Garment.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador