Diario Expreso

El abandono después del abandono

El problema lo comparten los barrios Garay y del Salado ❚ Sirven de refugio de delincuent­es y adictos ❚ Justicia y Vigilancia plantea que los bienes se rematen

- JUAN PONCE MERCHÁN poncej@granasa.com.ec ■ GUAYAQUIL

Toda la historia que respalda con valor patrimonia­l a los barrios del Salado y Garay, tiene una cara sombría: la del abandono. Edificios y viviendas que fueron desechados por sus dueños hace más de una década, adolecen aún hoy de la atención municipal. Doble destierro. Los vecinos no dejan de alarmar a las autoridade­s ante lo que ahora sirve de cobijo a los adictos.

En Guayaquil, los barrios del Salado y Garay comparten algunas caracterís­ticas en común, como su valor patrimonia­l e histórico y la unión de sus vecinos en fechas cívicas, o cuando se trata de hacer una denuncia colectiva. Sin embargo, a ese listado se suman problemas que padecen desde hace al menos una década sin que el Municipio logre una solución definitiva.

El más alarmante, coinciden los residentes, es el de las edificacio­nes que se encuentran abandonada­s y que se han convertido en refugios de delincuent­es y adictos. Esta semana, los líderes de ambos vecindario­s volvieron a solicitar a EXPRESO que cuente este problema, que ahora con la pandemia se ha agudizado, ante la falta de trabajo y el crecimient­o de la indigencia. Están cansados de que este mal le quite la tranquilid­ad a la comunidad.

“En las noches, el sector se vuelve deprimente y cada vez más peligroso para los niños y personas de la tercera edad que viven cerca de estas casas”, lamenta Xavier Zurita, coordinado­r del Comité Promejoras del Barrio Asisclo Garay.

Se refiere a las viviendas que se levantan en la esquina de Tulcán y Luque, donde afirma que se ocultan delincuent­es después de cometer sus fechorías. El espacio no cuenta con ventanales ni puertas, lo que facilita el acceso a estos. En tanto que al frente se encuentra un edificio en el que funcionó una Unidad Judicial de la Niñez y que está abandonado desde hace más de cuatro años, tras el terremoto que sacudió a Ecuador en abril de 2016.

Los ventanales están destruidos y otros se han desprendid­o. El exterior de la edificació­n está cercado con alambres de púas, ya que en varias ocasiones la delincuenc­ia hizo agujeros para ingresar. Además, ahí se registró un incendio hace tres años, ocasionado por consumidor­es de drogas que se instalaron en una de las habitacion­es.

“Es un verdadero dolor de cabeza para los moradores y una pésima imagen para una ciudad que apuesta por el turismo como fuente de reactivaci­ón económica”, denuncia Gustavo Rivadeneir­a, gestor comunitari­o del barrio del Salado, quien al igual que sus vecinos del barrio Garay espera aún que la atención municipal llegue.

Ante esta situación, los moradores se preguntan por qué el Cabildo no puede dar una solución pese al pedido de hace más de diez años. Xavier Narváez, titular de la dirección de Justicia y Vigilancia, explica que el departamen­to al que representa solo llega a la “multa a pagar en los impuestos”, pero afirma que los propietari­os de estos inmuebles todavía no aparecen.

“¿Qué es lo que tiene que hacer el Municipio? Es un juicio coactivo y rematar eso para que cualquier persona lo pueda comprar y lo ponga en condicione­s de habitabili­dad, pero eso depende de la dirección Financiera. Esa es la recomendac­ión que puedo hacer”, argumenta Narváez, quien reconoce que en un sinnúmero de inspeccion­es realizadas al interior de estos espacios, han encontrado a mendigos y adictos.

En tanto que Johnny Burgos, máster en Patrimonio Arquitectó­nico y Urbano, lamenta que este problema afecte directamen­te al entorno social. Y advierte que, al ser un bien privado, la ejecución del trámite no será rápido.

“Habría que ver el instrument­o jurídico que podrá determinar si ese edificio puede ser embargado y luego declarado de utilidad pública, o también si puede ser vendido. El proceso no es tan sencillo”, asevera.

La arquitecta Lili Carbonell coincide con Burgos en el hecho de que esta situación perjudica el ornato de la ciudad y hace una comparació­n con la mansión de Urdesa central situada en las calles Higueras y Costanera, y que el Cabildo decidió demoler por las quejas de los vecinos, aunque esto aún no se concreta.

“No sé desde el punto de vista jurídico qué método tiene el Municipio, pero falta mucho control, ya que en Guayaquil existen casas abandonada­s y construcci­ones sin terminar que ocasionan este problema de insegurida­d”, concluye.

EL DETALLE

Hechos. Los moradores han ejecutado acciones para desalojar a los adictos de las edificacio­nes. En una ocasión cercaron un inmueble con bloques.

VOCES

XAVIER ZURITA, coordinado­r del Comité Promejoras del Barrio Garay

Este problema ya tiene varios años y cada día es peor. Da mala imagen. Ya hemos realizado mingas y otras acciones para cambiar esto, pero necesitamo­s la ayuda urgente de las autoridade­s.

JUAN CARLOS JIMÉNEZ, morador del barrio del Salado

Tengo videos de los hechos que se han registrado en las casas abandonada­s. Hubo tres incendios. Uno se siente con alarma, con zozobra y es incómodo salir de noche. Es terrible vivir así.

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JIMMY NEGRETE / EXPRESO
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Un mal que atemoriza a dos barrios 1. Guaridas. Dos viviendas que se levantan en Tulcán y Luque se han convertido en un ‘dolor de cabeza’ para los moradores del barrio Garay y del Salado. Ahí se refugian adictos, indigentes y delincuent­es, confirman.
1 Un mal que atemoriza a dos barrios 1. Guaridas. Dos viviendas que se levantan en Tulcán y Luque se han convertido en un ‘dolor de cabeza’ para los moradores del barrio Garay y del Salado. Ahí se refugian adictos, indigentes y delincuent­es, confirman.
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JIMMY NEGRETE / EXPRESO 2 2. Hechos. El edificio de al frente de estos inmuebles presenta daños en su estructura.
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