Groserías que atenazan por el género
Un informe revela el acoso de hombres a mujeres en la calle.
Tener que esconderte en una tienda de ropa porque hay un pervertido que lleva varios minutos siguiéndote no halaga a ninguna mujer. No poder defenderte si algún hombre que pasea a tu lado decide agarrarte del brazo o tocarte el pelo no halaga a ninguna mujer. Que te persiga un señor desconocido y te susurre lo que te haría “si te cogiera” no halaga a ninguna mujer. Sentir que tu cuerpo está a disposición de la opinión de algunos varones no halaga a ninguna mujer. Llegar a casa llorando porque cuatro chicos que no conoces te zarandearon e insistieron en que te fueras con ellos no halaga a ninguna mujer. El acoso callejero no tiene muletilla; es acoso. “Ni son aduladores ni es lo que queremos cuando salimos a dar un paseo”, zanja Marina Rodríguez, joven de 21 años y víctima de la mayoría de las situaciones anteriores. Las demás escenas fueron presenciadas por sus amigas, sus primas y su hermana. El hartazgo es generalizado: “Estamos hartas de sentir que la calle no nos pertenece”.
Aunque (obviamente) no todos los hombres acosan, la gran mayoría de las víctimas sí son mujeres. Y son muchas. En Madrid, el 84% de las adolescentes ha sufrido alguna vez acoso sexual en la calle; en Bélgica, la cifra alcanza el 91%, según los últimos datos del proyecto Ciudades Seguras de Plan Internacional. En la capital española, la mitad de estas jóvenes asegura que “pasa tan a menudo que ya se han acostumbrado”. Cuatro de cada diez situaciones envuelven contacto físico; el resto engloban miradas insistentes, silbidos, acercamientos y comentarios groseros. La organización está trabajando en una encuesta que logre mapear los lugares inseguros de las seis principales ciudades de España y Bélgica (Madrid, Barcelona, Sevilla, Bruselas, Amberes y Charleroi, respectivamente). Desde que se abrió la convocatoria en enero, ya hay marcados 4.000 puntos conflictivos. Plan Internacional seguirá recabando datos hasta septiembre.
Todo quedará registrado: dónde se produjo, a qué hora, quién les ayudó… Y la más importante: ¿qué tiene que cambiar para que no se repita? “Las propuestas se enviarán a los representantes de los ayuntamientos”, explica Julia López, directora de Comunicación e Incidencia Política de Plan International, quien espera “construir ciudades más seguras e inclusivas”. Este programa, que ya estuvo activo en Lima, Kampala, Delhi y Sidney, aspira a escalar hasta 20 ciudades en todo el globo en los próximos años.
Miedo y rabia. Esos son los sentimientos con los que Rodríguez vuelve a casa cuando ha vivido un episodio de violencia callejera. “Me da mucha rabia porque siento que pierdo mi tiempo escondiéndome o distrayendo al hombre y porque no es justo que nos sintamos menos seguras que ellos en la calle”.
Ella y casi 500 jóvenes más participaron en el encuentro virtual Jóvenes europeos por las ciudades seguras en el que los adolescentes han contado con un espacio para debatir sobre cómo acabar con las diferentes formas de acoso.
La clave para Rodríguez también pasa por hacerlo visible. “No se va a cambiar nada, si no se hace hincapié en la educación”.
EL DETALLE Rechazo. Casi cuatro de cada diez situaciones de acoso callejero incluyen contacto físico, lo que es rechazado por las adolescentes que lo viven.