Bolivia reinventa el carnaval en pandemia
Ofrece eventos virtuales y llenos de color para mantener la tradición
El carnaval boliviano, tradicionalmente repleto de fiestas y desfiles masivos, se ha tenido que reinventar en medio de la segunda ola de contagios de la COVID-19 que golpea al país, con eventos virtuales y otros más pequeños igualmente llenos de color, aunque sin llegar a aglomerar gente.
Las principales ciudades del país han resuelto suspender todas las festividades masivas, incluido el emblemático carnaval de Oruro, la mayor fiesta del folclor de Bolivia declarada en 2001 Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco.
En La Paz, la Alcaldía presentó un programa con una veintena de actividades virtuales en su mayoría, incluidas charlas sobre las tradiciones carnavaleras paceñas, conciertos que se transmitirán por internet y exposiciones que evocan a la fiesta y sus personajes.
Vestido con una careta y una especie de mono con encajes que usualmente es bicolor, el pepino es el rey indiscutible de la celebración y refleja la alegría y el desenfreno urbano durante el carnaval de La Paz.
Uno de los espacios municipales que se vistió de color es el Cine Teatro 6 de Agosto, con exposiciones que reflejan, por un lado, los carnavales de antaño en las “clases altas”, con las tradicionales mascaradas donde se lucían vestidos y trajes elegantes.
Mabel Franco, jefa de la Unidad de Espacios Escénicos Municipales, resaltó la importancia de mantener viva la tradición, aunque sea de forma virtual porque “en estos tiempos en los que se vive una anormalidad es importante recordarnos que en algún momento vamos a volver a vivir como antes y ojalá también aprendiendo de nuestros errores”.
“Y la cultura es parte de esa cotidianidad, es una construcción colectiva. El carnaval eso representa para muchas sociedades, en particular para la de La Paz”, añadió. Aunque sea virtual, no se pierde esa tradición de estas fiestas del carnaval.
En esta ocasión no podemos disfrutar de una fiesta tan arraigada en nuestro país.
MABEL FRANCO, jefa de Espacios Escénicos Municipales