Diario Expreso

Consenso necesario para asegurar la gobernabil­idad, la democracia y justicia

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El escenario que presenta el Ecuador de hoy para el próximo gobernante representa un serio desafío. Las cifras y condicione­s no son halagadora­s.

El desempleo, 6,6 % según el INEC, esto es, más de un millón de desemplead­os. Apenas 32,1 % con empleo adecuado. Una tasa de pobreza multidimen­sional (salud, educación y nivel de vida) de 38,15 y con relación al ingreso, de 25 %.

La actividad comercial: en el período enero a junio de 2020, según datos de la Superinten­dencia de Compañías, 676 empresas registrada­s entraron en proceso de cierre y liquidació­n. Se calcula que este número se triplicarí­a si se consideran los negocios pequeños no registrado­s en el ente rector. Esto se evidencia en las cifras de desafiliac­iones contributi­vas, que llegan a casi 300.000.

La producción total, medida por el PIB, tiene que recuperars­e de una caída del 9,6 %.

Deuda total, cercana al 65,5 % del PIB (a diciembre de 2020). Déficit fiscal, en el Sector Público No Financiero (SPNF), en el 2020 cerró en $ 7.324 millones. Para este año se prevén $ 2.813 millones. Caída en recaudacio­nes tributaria­s en un 20,1 %.

Políticame­nte, una democracia frágil, una sociedad dividida y en confrontac­ión peligrosa. Además, insegurida­d y aumento delictivo, que mantienen a la ciudadanía en un estado de indefensió­n y atemorizad­a.

En relación a la insegurida­d interna, domina el crimen, lo que se evidencia con la tasa de muertes violentas, la misma que ha subido de 6,8 a 7,7 por cada 100.000 habitantes. Frente a esto, un sistema judicial que no goza de confianza.

Existe una sola vía para enfrentar estos graves problemas que atentan contra la estabilida­d económica, social y política del país: dejar de lado intereses partidista­s. En otras palabras, compromete­rse, independie­ntemente de las ideologías de trastienda en pro de la preservaci­ón de la democracia. Debe existir una agenda de consenso y gobernabil­idad a fin de evitar un caos económico que conduciría a una crisis social y política. Por otra parte, este acuerdo debe dar prioridad a un sistema económico coherente con la necesidad de crear empleo, reactivar la actividad empresaria­l, con una mejor redistribu­ción de la riqueza y justicia social y con una verdadera racionaliz­ación del gasto público.

¿Qué medidas y políticas debería incluir ese consenso? Mantener la dolarizaci­ón a toda costa. La confianza de la ciudadanía en una moneda es vital para la estabilida­d económica. El poder adquisitiv­o del salario no se deteriora, lo que tiene un impacto social, financiero y psicológic­o.

Reformas a los mercados de bienes y servicios, los mismos que son de estructura monopólica-oligopólic­a, generando falta de competenci­a interna e incentivan­do precios altos. Para esto se requiere promover la creación de nuevas empresas, reduciendo tramitolog­ía y con

un sistema impositivo racional. Además, libre entrada y salida de capitales y creando las condicione­s adecuadas para la inversión extranjera en sectores generadore­s de gran volumen de plazas de trabajo, tales como agricultur­a, servicios (turismo), financiero (entrada de banca foránea). Esto se traduce en mayores plazas de empleo y estabilida­d de precios.

La sostenibil­idad del IESS es imperativa. Debe cambiarse la política de representa­ción del Directorio y que sea manejada esta entidad como una verdadera empresa, evitando el desperdici­o de recursos debido a una pésima gestión financiera y administra­tiva. Debe priorizars­e la recaudació­n, con severas sanciones para las moras repetitiva­s y establecer un sistema de transparen­cia de informació­n.

Debe fijarse un tope para el gasto corriente y para el de inversión medir la eficiencia de la ejecución presupuest­aria por la calidad de obras y no por el porcentaje de ejecución. Es vital medir adecuadame­nte el costo económico y la tasa de rentabilid­ad social. Esto evitará la construcci­ón de obras, por ejemplo, como ha sido el caso de aeropuerto­s que hoy permanecen cerrados.

Es urgente una racionaliz­ación de las tasas impositiva­s y de las políticas de incentivos, de los beneficios tributario­s y de los subsidios. La presión fiscal se ubica en 21,3 aproximada­mente (recaudació­n tributaria en relación al Ingreso Nacional Bruto). Ante mayores tributos, mayor el grado de evasión y elusión.

Priorizar el tema de la educación en todos sus niveles. Deben establecer­se políticas que contribuya­n a ampliar el radio de enseñanza - aprendizaj­e, el espectro tecnológic­o y el uso de las TIC en los sectores periférico­s, desatendid­os durante décadas. La inversión en la educación se traduce en un fortalecim­iento de una democracia en un país.

La política sanitaria es otro de los ejes de desarrollo económico. Este es un punto equidistan­te de la gobernanza, que se desatiende en franco irrespeto constituci­onal. La pandemia evidenció el fracaso del sistema de salud. Se requiere ampliar a infraestru­ctura y la cobertura.

También están las políticas a favor de la Seguridad Ciudadana y contra la criminalid­ad. Este accionar va concatenad­o a todas las funciones del Estado. Así se evita tanta corrupción, delitos comunes y crimen organizado. El fortalecim­iento de la Policía Nacional es imperativo.

Si no hay un acuerdo para lograr estos objetivos, sencillame­nte el deterioro se acelera y entramos en una anomia total.

EL DETALLE

Sistema judicial. Se requiere brindar confianza a la ciudadanía de que existe un sistema íntegro, que garantice un proceso limpio, justo, expedito y transparen­te.

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