La izquierda retoma el vuelo en Latinoamérica
Los gobiernos de Bolivia, Argentina y México son evidencia del tibio resurgir del progresismo ❚ El desafío es superar el pasado
Estaba tan desconectado de Ecuador que el pasado domingo ni siquiera pudo votar en las elecciones que ganó. Pero Andrés Arauz, el candidato de la izquierda que se impuso con un margen de más de diez puntos en la primera vuelta de los comicios presidenciales, podría convertirse en la última figura de un nuevo auge de los proyectos progresistas en América Latina.
Arauz es un político joven, apenas tiene 36 años. Sin embargo, en primera vuelta electoral, las urnas demostraron que las simpatías por el llamado socialismo del siglo XXI aún no se han apagado y ahora encarna una nueva esperanza para sus aliados internacionales, que confían en afianzar un nuevo eje de izquierda en la región.
El golpe de campana fue en diciembre de 2018 en México, con la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y Claudia Sheinbaum como alcaldesa de la capital. Un año después, ganó en Argentina el kirchnerista Alberto Fernández, tras un mandato de cuatro años del conservador Mauricio Macri. El pasado octubre, el Movimiento al Socialismo (MAS) volvió al poder en Bolivia con Luis Arce tras un año de convulsiones marcado por el gabinete interino de Jeanine Áñez.
En Argentina y Bolivia fue clave el empuje de Cristina Fernández de Kirchner y de Evo Morales. Ambos representan la generación de los padres fundadores, gobernantes que a partir del año 2000 dominaron Sudamérica, junto con Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Hugo Chávez en Venezuela o el propio Correa en Ecuador.
“La izquierda está tratando de reacomodarse después de una etapa en que los electores la rechazaron y ahora han sabido aprovechar los errores del establishment”, apunta el consultor Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis.
“Da la impresión de que en la región hay una nueva oportunidad para las izquierdas, en plural”, dice Gilberto Aranda, académico en la Universidad de Chile. “Pero no pienso que estemos en un ciclo como el que inició en 2000. La izquierda hiperpresidencialista debe escuchar a las bases, ir de abajo hacia arriba, y entender que la gente está harta de las ventajas y las corruptelas de la política”, explica Aranda.
Venezuela no se encuadra en ese resurgimiento progresista.
Si el expresidente fallecido Hugo Chávez fue un símbolo, a pesar de todas las críticas, su sucesor, Nicolás Maduro, convirtió ese proyecto en una catástrofe de gestión económica, crisis institucional y emergencia social.
Brasil, en tanto, se fortalece como la gran excepción al giro izquierdista, con el ultraderechista Jair Bolsonaro firme en los sondeos. Que Guillerme Boulos consiguiera disputar la segunda vuelta de las elecciones para elegir alcalde de São Paulo, la ciudad más rica de América Latina, el año pasado es lo más excitante que le ha pasado a la izquierda brasileña desde que Bolsonaro llegó a la Presidencia. Los progresistas no se han recuperado todavía del demoledor golpe que supuso la destitución de Dilma Rousseff y el encarcelamiento del expresidente Lula.
EL DETALLE
Brasil. La izquierda no ha logrado encontrar su lugar ni su voz en un Brasil que ha girado claramente a la derecha.